La planificación y el diseño curricular de asignaturas y cursos ofertados en línea

La planificación curricular y sus dimensiones en la formación en línea

Ana Cristina Umaña Mata

Cuando se desarrolla el proceso de aprendizaje desde un modelo educativo de Educación a Distancia (EAD), se hace necesaria la realización de tareas de planificación curricular con bastante antelación pues por las características de esta modalidad, la búsqueda, selección y producción de materiales debe estar lista previo a la oferta de asignaturas o cursos.

En esta misma línea, si se trabaja con el uso de tecnologías como medios de apoyo para el desarrollo de los procesos de aprendizaje implica, además, el diseño del Entorno Virtual de Aprendizaje EVA, así como el montaje de las diversas actividades didácticas y evaluativas requeridas por el estudiantado. Por consiguiente, el de asignaturas y cursos debe estar listo con al menos de un periodo académico previo a la oferta.

De esta manera, se puedan completar las tareas necesarias para que el EVA esté listo, acorde con los requerimientos académicos y técnicos que solicita la Institución, en aras de dar sostenimiento a los estándares de calidad establecidos, de los cuales encontrará información en otros capítulos de este documento.

Previo a la presentación de una serie de lineamientos por considerar en el tema de en asignaturas y cursos en línea, se inicia con la definición y las principales características de la planificación curricular y el  diseño curricular, dada la importancia de ambos procesos en el diseño y la oferta de carreras, programas y proyectos ofertados en línea. Las fronteras en el campo de acción entre ambos son muy estrechas, lo cual hace que, en la práctica, sea bastante difícil discernir los límites donde inicia y finaliza cada una de estas etapas. Para los fines que se persiguen, se espera que las conceptualizaciones que se aportan puedan ubicar a la persona lectora en el ámbito curricular propiamente dicho, en que ambas actividades son inherentes a la función docente.

La planificación en el campo educativo es una actividad que inició en el siglo pasado; por lo tanto, puede decirse que es sumamente reciente. Según Linuesa (2010), la principal intención de la planificación en este campo fue la generación de un proceso de enseñanza y aprendizaje eficiente; de alguna manera, se pretendía equipararlo con los modelos de producción empresarial; sin embargo, no es la única forma de visualizarla.

Para Villarreal (1980, citado por Díaz Barriga; Lule; Pacheco; Saad; y Rojas-Drummond, 2004), quien ha trabajado ampliamente el tema, la planificación conlleva en sí misma «un acto de inteligencia cuyo propósito es racionalizar la selección de alternativas para el futuro. Implica un ejercicio libre de la razón para definir con claridad los fines a los que se orienta la acción, y desentrañar los mejores medios para alcanzarlos» (p. 12). Podría, entonces, afirmarse que la planificación educativa implica una propuesta de organización del currículo, de forma tal que responda con las demandas sociales y las necesidades del estudiantado. del currículo.

De manera derivada de la planificación educativa, cuando se habla de la planificación curricular, se refiere a la forma en que se representa un determinado modo de ver la realidad educativa, frente al referente del contexto social que le demanda. Dicha forma de organización considera una visión particular de una realidad concreta, la cual puede ser teorizada y atendida en diferentes ámbitos, como el político, el del centro educativo, el de las propuestas educativas y el del aula.

La planificación curricular consta de tres niveles de implementación. Tales niveles se hallan directamente relacionados con el ámbito desde el cual se planifica. En el nivel denominada «macro», se atiende todo lo relativo a la planificación de políticas educativas, lineamientos institucionales y modelos pedagógicos. Entonces, en el nivel macro se dan las orientaciones de políticas para el desarrollo de una propuesta educativa. En el caso de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), se puede ubicar en este nivel el modelo pedagógico, los lineamientos de política institucional, así como los diversos reglamentos para la gestión académica y del estudiantado. En estos casos, son documentos normativos y de orientación para el desarrollo de las acciones en el proceso educativo; pero en general conceptualizan la forma en que va a ser entendido el modelo de educación y los roles de los diversos actores involucrados.

El segundo nivel se denomina «meso» y contempla la planificación de todos aquellos proyectos educativos que se sustenten teóricamente en las políticas previamente elaboradas en el nivel macro. Se ubican, en este segundo nivel, los planes de estudio de las carreras, los programas y los proyectos educacionales. Esos documentos se elaboran tomando en cuenta la normativa y directrices de la Universidad, tanto en el plano académico como en el administrativo. Además, definen la ruta curricular que debe seguirse para el diseño de asignaturas y cursos.

Finalmente, el nivel «micro» es aquel de mayor grado de concreción de las ofertas educativas; en el caso de la UNED, estarían ubicadas en este el diseño de las asignaturas o de los cursos. Generalmente, en este nivel, tiene ,más grado de participación el equipo docente, aunque para el trabajo que deben desarrollar, se necesita tomar en cuenta las políticas y orientaciones plasmadas en documentos que se ubican en los dos niveles anteriores.

Independiente del nivel en que se planifique, Díaz-Barriga et al., (2004) refieren que, hay cinco dimensiones que deben ser atendidas. La primera es la dimensión social, desde donde se espera que, previo a la planificación de una oferta educativa, se realice análisis o diagnóstico que permita un acercamiento a la realidad de las personas. Algunos de los aspectos que deberían ser considerados en particular en el caso de la población estudiantil de la UNED están:

  • Conocimientos previos por parte de la población estudiantil en campos relacionados con el proceso formativo.
  • Condiciones sociodemográficas, económicas y políticas de la población estudiantil y del su contexto social en general.
  • Expectativas y demandas de la sociedad.
  • Tenencia de recursos tecnológicos y accesibilidad por parte del estudiantado y del personal docente.

Una segunda dimensión es la cultural, la cual se encuentra asociada directamente con la anterior. En esta dimensión, se deben tomar en cuenta los elementos propios de la cultura del grupo social para el cual se va a diseñar la propuesta educativa. Se espera responder la siguiente interrogante: ¿en qué medida el currículo oficial, entra en contradicción con el grupo social que va a atender? y las posibles implicaciones de tales decisiones en el futuro desarrollo de la población estudiantil. En este nivel, es fundamental entender que toda persona tiene su propia cultura y, una escala de valores para actuar.

Es imposible pensar en un proceso de planificación que no considere estos aspectos, puesto que van a influir de forma directa en el proceso educativo (Díaz-Barriga et al., 2004). Por ejemplo, en el caso concreto de existencia de diseñar una propuesta educativa en la UNED. Es necesario contar con anterioridad con insumos sobre el grupo social al cual se le ofertaría y también saber si existen aspectos propios de su cultura que deban ser rescatados y fortalecidos.

En tercer lugar, se encuentra la dimensión política. Toda acción de la planificación curricular va a estar sujeta a las diversas normas ya establecidas. Por lo tanto, el estudio y la caracterización del marco normativo y regulatorio permite valorar, de manera anticipada, las posibles acciones que son legalmente viables y las que no. También daría la posibilidad de buscar cambios en la jurisdicción para la implementación adecuada y según lo previsto, de una oferta educativa. En el caso de la UNED, se cuenta con el Modelo Pedagógico institucional desde el cual se definen, a nivel epistemológico y curricular, los principios del modelo de EAD que caracterizan a la universidad.

Aunado a lo anterior, la institución posee también el Reglamento de Gestión Académica (UNED, 2014), que brinda la normativa en relación con el diseño o modificación de carreras, programas y proyectos educativos, lo mismo que diseño curricular de asignaturas y cursos. Esta normativa indica tanto los procesos por seguir para la elaboración y las instancias de aprobación según cada caso. Finalmente, en este nivel, otro documento normativo para orientar los procesos de planificación curricular es el Reglamento General Estudiantil (UNED, 2012), que brinda las normas en cuanto a la atención del estudiantado en materia de oferta educativa, evaluación de los aprendizajes, régimen disciplinario, trabajos finales de graduación, equiparaciones de títulos y convalidaciones de asignaturas, entre otros.

La cuarta dimensión por tomar en cuenta es la técnica. En esta dimensión, se considera y atiende el manejo de los conocimientos propios del campo educativo y que dan sustento al currículo. Muchas instituciones cuentan con su propia normativa al respecto, lo cual hace que se desarrollen propuestas educativas, ajustadas al Modelo Pedagógico que las sustenta, al igual que los principios y lineamientos curriculares que las sustentan. En el caso de la UNED, se cuenta con una instancia denominada Programa de Apoyo Curricular y Evaluación de los Aprendizajes (PACE), encargada de orientar al cuerpo docente, tanto en todo el proceso de planificación curricular como en el diseño de carreras, programas, asignaturas o cursos. Se puede decir que el PACE es el garante del cumplimiento de los requerimientos técnicos y su articulación con las cuatro dimensiones; de allí la importancia del trabajo en equipo que realicen las personas de esta instancia con el equipo docente, en cada uno de los procesos de diseño curricular.

Finalmente, la quinta es la dimensión prospectiva dentro del proceso de planificación curricular, que busca determinar a futuro las posibles implicaciones y alcances del proyecto, lo cual resulta fundamental en el proceso evaluativo que se debe realizar luego de que se implemente.

Es importante recalcar, en este punto, que es indispensable en el contexto de la educación superior, la realización de estudios de pertinencia social de carreras, programas de posgrado o proyecto. Hay un compromiso de responsabilidad social que le demanda a la institución la preparación de una oferta educativa actualizada, que responda a esas necesidades contextuales y, sobre todo, que las personas posteriormente puedan ubicarse en los diversos campos laborales.

La UNED cuenta con el Centro de Planificación Institucional (CPPI), instancia responsable de la realización del estudio mencionado de manera conjunta con el equipo docente que ha visualizado esa necesidad formativa en primera instancia.

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