Mediación pedagógica en entornos virtuales

Mediación pedagógica en entornos virtuales

Xinia María Calvo Cruz y Natalia Salas Quirós

Uno de los componentes esenciales de la educación a distancia, como se ha visto en capítulos anteriores, es el diálogo que se establece entre los diferentes participantes del proceso educativo para el desarrollo del aprendizaje. En el contexto de los , este diálogo se potencia mediante el uso de las distintas herramientas, recursos y materiales que el avance tecnológico ha puesto a disposición de quienes asumen el rol de que, a diferencia de las primeras generaciones de educación a distancia, permite concretar espacios o de comunicación y trabajo colaborativo, así como enriquecer las formas en que se pueden abordar los diferentes objetos de conocimiento.

Sobre dicho particular, autores como Gutiérrez y Prieto (1999) apuntan que la mediación pedagógica refiere al «tratamiento de contenidos y de las formas de expresión de los diferentes temas a fin de hacer posible el acto educativo dentro de un enfoque vivencial que promueva la participación, creatividad, expresividad y relacionalidad» (p. 10). En ese sentido, Alzate-Ortiz y Castañeda-Patiño (2020) hacen hincapié en el valor que adquiere el acto comunicativo para el desarrollo de una reflexión entre las partes que se involucran en el proceso de mediación.

De tal modo, la mediación pedagógica va a adquirir un rol fundamental en la creación de esos enlaces o puentes entre el objeto de conocimiento y la persona estudiante; el cual se caracteriza por ser dinámico; es decir, va a responder a los cambios del contexto social y educativo, a las múltiples formas en que cada estudiante se acercará al objeto de conocimiento y a sus ritmos de aprendizaje.

En el caso de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), se entiende que la mediación pedagógica consiste en:

el proceso de interacción intencionado, en el cual se orientan las diferentes acciones educativas para la consecución de la transformación o reestructuración de los procesos de aprendizaje en cada estudiante, de manera que permita realizar un enlace entre cada estudiante y el objeto de conocimiento ( UNED, 2013, p. 53).

En dicha interacción intervienen no solo profesorado y estudiantado: también los diferentes , herramientas comunicativas y recursos educativos que se utilizan para establecer lo que García (2014) ha denominado y recientemente ha agregado la idea de «personalizado y flexible» (García, L, comunicación personal, 6 de octubre del 2020).

En este tipo de diálogo, se pretende guiar al estudiantado en la construcción de su proceso de aprendizaje, al tiempo que se le brindan múltiples alternativas para tal fin.  No obstante, es necesario añadir como otra de las variables el contexto en el cual se llevan a cabo las acciones educativas, especialmente en la educación superior y en que el aprendizaje in situ es fundamental para el desarrollo de las propias del campo de acción profesional.

Ante las intenciones de propiciar espacios para el desarrollo del proceso de aprendizaje, se parte de que la mediación pedagógica para los entornos virtuales tiene como fundamentos el socioconstructivismo (basado principalmente en los aportes de Vygotsky, Piaget, Leontiev y Ausubel), la teoría de la (Moore), así como en el (Siemens), a partir de los cuales se destacan como principios los siguientes (Simonson, 2019; Mattar, 2018; León, 2014; Contreras, 1995):

  • «El conocimiento tiene su origen en la interacción dialéctica entre el sujeto cognoscente y el objeto, dentro de un marco histórico-contextual del que forma parte el sujeto» (UNED, 2004).
  • La interacción en múltiples vías es un elemento clave para la construcción de los conocimientos y disminuir la distancia entre el nivel de desarrollo real y el nivel de desarrollo óptimo. De ahí que la conformación de diversas y el deberán ser integrados en las estrategias didácticas que se implementen en cada proceso educativo.
  •  Todo proceso de construcción de conocimientos ha de promover la relación entre las experiencias, los conocimientos previos y los nuevos aprendizajes del estudiantado, de manera que se propicie la motivación y que el aprendizaje sea significativo.
  • Las estrategias didácticas que se seleccionen como parte del proceso de mediación deben favorecer la relación teoría-práctica, de modo que se vinculen con el contexto socioprofesional en el cual se involucrará el estudiantado.
  • La autonomía es una de las principales capacidades por desarrollar en el estudiantado, basado en toma de decisiones sobre cuándo, con qué y cómo aprender. Por lo tanto, las diferentes estrategias didácticas que se planifican deben tener como principal característica la flexibilidad.

En concordancia con lo anterior, se puede decir que la principal finalidad de la mediación pedagógica será, además de favorecer el aprendizaje en áreas específicas del conocimiento, el desarrollo de la competencia de aprender a aprender, mediante los procesos de regulación y que se realice de los aprendizajes. La razón es que esta competencia es básica para el buen desempeño de la población estudiantil en la modalidad educativa a distancia, así como para el aprendizaje permanente, el cual es un requisito indispensable para la actuación profesional y para la cotidianidad (León, 2014).

En esa misma línea, Gutiérrez (citado por Prieto, 2017) señala:

llamamos pedagógica a una mediación capaz de promover y acompañar el aprendizaje, es decir, la tarea de construirse y de apropiarse del mundo y de uno mismo, desde el umbral del otro, sin invadir ni abandonar. La tarea de mediar culmina cuando el otro ha desarrollado lo necesario para seguir por sí mismo (p. 26).

En este sentido, la mediación deberá aprovechar diversos mecanismos de regulación del aprendizaje, como por ejemplo la retroalimentación constante y oportuna de la persona docente para propiciar la , que se traduce en , y .

Así pues, según lo indicado por León (2014), la mediación pedagógica trae como beneficios, para quienes participen en ella (docentes-estudiantes), los siguientes:

  • Desarrollo de pensamiento flexible
  • Mejoramiento de las habilidades de aprendizaje
  • Propiciamiento del desarrollo de habilidades para la transferencia de conocimientos
  • Favorecimiento de la «flexibilidad, confianza, paciencia, intuición, pensamiento divergente, sensibilidad hacia los demás y aprender a moverse en la diversidad, entre otros» (p. 153).

Estos beneficios en el marco del aprendizaje en línea pueden potenciarse con el uso de la amplia variedad de herramientas y programas informáticos con que se cuenta para llevar a cabo la acción educativa.

Por otra parte, para que la mediación en entornos virtuales sea efectiva deberá caracterizarse por ser oportuna y válida; o sea, que se lleve a cabo en el momento que así se requiera para orientar el proceso de aprendizaje y que la guía dada responda al proceso de construcción de conocimientos que se está llevando a cabo; asimismo, debe ser coherente con el nivel académico y nivel de experticia de la población estudiantil en los contextos de aprendizaje virtual. Además, deberá propiciar en el estudiantado el desarrollo de habilidades para autorregular su aprendizaje.

Igualmente, se requiere que en la planificación, el diseño y el desarrollo del proceso educativo se establezcan las formas en que se llevará a cabo la mediación pedagógica para que se complementen: materiales didácticos-estrategias didácticas-comunicaciones sincrónicas y asincrónicas que se lleven a cabo mediante las herramientas del entorno virtual. Esto conlleva el establecimiento de redes colaborativas entre las diferentes instancias y personas participantes de la docencia.

De tal modo, la planificación, la gestión y aspectos metodológicos asumen papeles preponderantes en la educación con soporte en sistemas digitales (entornos virtuales), en procura de trabajar los procesos desde la realidad misma de esta sin tratar de pretender replicar la presencialidad desde un entorno virtual. Sangrà (agosto, 2019) afirma que la tecnología puede ser muy buen aliado, si se tiene conciencia de cómo lo está utilizando y por qué lo está utilizando. Agrega que se debe tener claro y de manera muy consistente un modelo educativo y pedagógico en el que se está trabajando.

Sobre este mismo tema, García (octubre, 2020) apunta que, al disponer de un adecuado soporte digital o entorno virtual, un sistema de enseñanza en esta modalidad debería contar con una de una metodología pedagógica singular y específica que concrete las estrategias didácticas adecuadas y todos los apoyos al aprendizaje que sean precisos.

En consonancia, es importante evaluar la forma en que se lleva a cabo la mediación pedagógica, tanto durante su desarrollo como una vez finalizada, de modo que se realicen los ajustes necesarios que propicien una mejora continua. Para ello, Alzate-Ortiz y Castañeda-Patiño (2020) proponen cinco componentes para fin de efectuar dicha evaluación:

  • El psicológico, que contempla lo referente a motivación, , y comunicación pertinente.
  • El filosófico, referente a la promoción de procesos reflexivos de la educación y el aprendizaje y que, por ende, que favorecen la investigación.
  •  El político, que favorece el desarrollo de «las habilidades para formar una ciudadanía libre, participativa, democrática y respetuosa del bien común» (p. 7).
  • El pedagógico, desde el cual se aborda la perspectiva inter y transdisciplinar del hecho educativo mediante la comunicación y la estética.
  • El tecnológico, que refiere a «la comprensión y uso pedagógico de los medios» (p. 7) para dinamizar el proceso educativo.

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