Consideraciones preliminares del modelo de educación a distancia y la virtualidad

Breve historia de la educación a distancia

Ileana Salas Campos

Desde tiempos antiguos, ha existido la necesidad de enseñar e instruir a las poblaciones geográficamente alejadas. La historia ha demostrado que los griegos usaron el documento escrito, mediante la correspondencia, para comunicarse y enseñar a los pueblos con los cuales se relacionaban. Según la Biblia, san Pablo utilizó la comunicación epistolar para enviar el mensaje cristiano. Otros ejemplos de modelos tempranos de se encuentran en las epístolas de Platón a Dionisios; los mensajes de Pierre de Maricourt, en los cuales explicaba los principios del magnetismo; y las notas enviadas por Newton, que argumentaban el porqué de la existencia de un Dios. La comunicación escrita ha tenido una gran importancia cuando la presencia física no es posible y establece, desde principios de los tiempos, una relación maestro-discípulo (García, 2001).

Figura 1.1 Breve historia de la educación a distancia.

Para 1833, en Inglaterra, sucedió un hecho considerado para muchos teóricos como el inicio formal de la educación a distancia: un diario sueco anunciaba un curso de composición por correspondencia (Simonson, Zvacek y Smaldino, 2019). A esta experiencia, le siguieron otras que marcaron el rumbo de una modalidad educativa que procuraba satisfacer las necesidades de las poblaciones excluidas de otros sistemas educativos, alejadas de los centros educativos, muchas veces sin recursos económicos para asistir a los centros convencionales de educación o que por razones laborales y de conveniencia les resultaba más factible. Revisaremos algunas.

En 1840, Isaac Pitman estableció un método de trabajo con sus estudiantes de taquigrafía, el cual consistió en transcribir pasajes bíblicos que luego le eran remitidos al profesor para la correspondiente evaluación. Tres años después, se formalizó este tipo de instrucción al fundarse la Phonografic Correspondence Society, institución que antecedió a la Isaac Pitmanʼs Correspondence Colleges. Para entonces, la educación a distancia,  por medio de la comunicación epistolar, fue establecida en Alemania por Charles Toussaint y Gustav Langenscheidt, que enseñaban lenguaje en Berlín (García, 2001; Simonson et al., 2019).

Poco a poco, el modelo comenzó a expandirse y, en 1873, Anna Eliot Ticknor fundó la Sociedad para el Fomento del Estudio en el Hogar. Esta se basó en el intercambio de cartas entre el profesor y el estudiante; Simonson et al. (2019) apuntan que esta experiencia tuvo más de 10 mil estudiantes en 24 años. Otro ejemplo, que todavía está vigente, es la historia de Moody Bible Institute, que inició su programa por correspondencia en 1901 y se coloca entre los pioneros de dicho método de enseñanza. El programa desarrollado por tal institución tuvo alcance mundial. En 1929, la Universidad de Nebraska-Lincoln fue de las primeras en ofrecer diplomas completos de escuela secundaria y la acreditación regional a partir de cursos por correspondencia (Pittman, 2003).

Más tarde, la invención de los medios de comunicación masivos, como la radio y la televisión, originaron una gran expansión del modelo de educación a distancia. Comenzaron también a proponerse nuevas metodologías y diseños curriculares al poder integrar recursos como las cintas de audio y los laboratorios. Simonson y sus colegas señalan que en 1920, solo en Estados Unidos ya habían sido creadas 176 estaciones de radio con fines educativos, y ya en 1930 Iowa University, Purdue University y Kansas State College creaban programas educativos vía televisión. Más tarde, la introducción de la tecnología satelital proveyó la plataforma para ofertar a menor costo, más velocidad y mejor cobertura programas televisivos; tal es el caso de Learn/Alaska (Simonson et al., 2019).

En 1970, fue fundada la Athabasca University en la provincia de Alberta, Canadá. Esta, originalmente, se hallaba destinada a ser una casa de estudios superiores convencional; pero dada la influencia recibida de British Open University, comenzó a diseñar cursos por correspondencia en 1975. Así, integró equipos de especialistas de contenido, diseñadores de instrucción y editores (Pittman, 2003).

Con la expansión de los sistemas computacionales, una nueva era se perfiló en el modelo de educación a distancia. La integración de plataformas que permitían la organización de cursos y asignaturas hizo que las ofertas académicas transcendieran las fronteras, gracias a la conectividad y la digitalización. Además, el tema de la interacción y la colaboración entre sujetos alejados geográficamente dejó de ser un sueño para convertirse en realidad a partir del uso de las herramientas de comunicación. Ejemplos de universidades que se unieron a dicha evolución del modelo de educación a distancia son: British Open University, Fern Universität of Germany y University of Twente (Países Bajos), en Europa. Y en Estados Unidos, American Open University, Nova Southeastern University y University of Phoenix (Simonson et al., 2019, sección Electronic Communications). En 1977, se creó en Costa Rica la Universidad Estatal a Distancia (UNED). Uno de los elementos más relevantes de su creación es que desde su concepción se diseñó como una universidad a distancia, la cual cumple como misión «ofrecer educación superior a todos los sectores de la población, especialmente a aquellos que, por razones económicas, sociales, geográficas, culturales, etarias, de discapacidad o de género requieren oportunidades para una inserción real y equitativa en la sociedad» (UNED, 2009, p. 7). Para lograrlo, utiliza los recursos tecnológicos que faciliten la interacción entre los actores y elementos del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Como parte de sus primeras decisiones, la Junta Universitaria de la UNED estableció la producción interna de libros, llamados . Estos fueron nominados «el medio maestro», porque en ellos radicaba la totalidad de contenidos y actividades que el estudiante ejecutaba. Para 1980, el «» contenía no solo las unidades didácticas, sino también otros «medios auxiliares» (como el audiovisual y las grabaciones de radios), que se consideraron indispensables para generar procesos más eficaces, según lo expresa Ramírez (2006). Para inicios del siglo XXI, la UNED expandió su plataforma tecnológica integrando sistemas de videoconferencias, multimedia y un sistema de administración de cursos y asignaturas en línea, lo cual abrió una nueva era en la concepción del uso de recursos y materiales, así como en el diseño y la mediación pedagógica que desde cada uno de ellos debe realizarse.

La UNED, indudablemente, ha evolucionado en la integración de tecnologías y las ha aprovechado para impulsar y ampliar la cobertura y el acceso a poblaciones con necesidades específicas, como los privados de libertad, pueblos originarios y mujeres jefas de hogar, entre otros grupos sociales. Igualmente, el Modelo Pedagógico de la UNED (2004) es claro en cuanto la función de las tecnologías: servir de plataformas para llevar a cabo procesos de mediación , la comunicación, y favorecer aprendizajes significativos. En esa línea, el Modelo Pedagógico indica:

En este contexto las tecnologías de la información y de la comunicación se valoran como recursos que permiten generar procesos más autónomos para el desarrollo del aprendizaje por parte de los estudiantes, y que ofrecen a los docentes formas o alternativas distintas para implementar opciones pedagógicas que respondan a la heterogeneidad de los contextos educativos en un sistema a distancia (UNED, 2004, p. 27).

Por eso, se afirma que la es mucho más que integración de tecnologías y separación física entre los actores del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Tal como lo señalan García, Ruiz y Domínguez, hablar simplemente de distancia en educación «resulta algo arriesgado» (2007, p. 51) porque el concepto mismo de educación implica un proceso de individuos, quienes, a partir de sus propias características y manifestaciones procuran aprender, satisfacer necesidades y realizarse. Y continúan los autores indicando que, además, significa que alguien externo al sujeto que aprende quiere tomar decisiones sobre el proceso en sí, lo cual demanda una planificación y concientización del modelo educativo en el que se está fundamentado, con el fin de que no se caiga en la subordinación o enajenación de quien aprende. Con el fin de comprender mejor las implicaciones del modelo de educación a distancia, revisaremos algunas definiciones.

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