El empleo de la brújula es una técnica útil y, por ello, bastante usada. Se apoya en la rosa de los vientos, los puntos cardinales, los satélites naturales y los medios naturales para ofrecer un parámetro de orientación adecuado y preciso. Este instrumento se conoce también con el nombre de compás magnético pues indica el norte magnético y, por ende, proyecta el azimut (acimut) (Martín, Campoy y Vázquez, 1994).
A lo largo del tiempo, la brújula o compás magnético ha ido evolucionando en todos los aspectos: presentación, uso y facilidades. Aunque existen diversos tipos y modelos de brújulas, en general poseen ciertas características que las hacen funcionales; en consecuencia, una brújula o compás magnético debe reunir las siguientes condiciones (ACIVRO , 2013):
- base de metal o plástico,
- aguja giratoria o estática,
- anillo graduado o también llamado limbo (indicador de grados sexagesimales),
- rosa de los vientos (indicador de puntos cardinales) y
- punto de lectura (indicador de rumbo y azimut).
A. Usos de la brújula o compás magnético
En la práctica del montañismo se utiliza esta herramienta en la construcción de rutas, la investigación, la educación, la orientación en un mapa o carta, la identificación de elementos en el terreno, el trazado de una dirección por seguir o simplemente para orientar. A continuación, se describirán cuatro usos básicos de la brújula, con el apoyo del mapa y elementos presentes en la naturaleza.
1. Orientar el mapa
En ciertos momentos, solo se dispone de un mapa o carta para orientarse; aunque no se conoce el lugar, se puede contar con la ayuda de la brújula y de esta forma tener en forma sincronizada una visión más amplia del espacio. Mediante una serie de simples pasos, que a continuación se describen, se puede lograr este objetivo.
- Situar el mapa en una superficie plana y la brújula sobre este.
- Ubicar la brújula con el norte que indica el mapa. Ambos de manera perpendicular.
- Colocar tanto el norte de la brújula, el norte del mapa como el limbo en la misma dirección.
- Mover el mapa hacia el norte que indica la brújula (aguja giratoria); es decir, la lectura que se proyecta.
2. Determinar la posición en el mapa
Con esta técnica se debe tener presente que se pierde un poco la precisión por múltiples factores: la calibración de la brújula, la actualización de los mapas, la percepción de la persona y el medio natural, entre otros; sin embargo, es una técnica útil en el campo pues se logra determinar la ubicación y conocer los puntos de referencia. Los pasos por seguir son:
- Tener orientado con la brújula, lo mencionado en la primera técnica.
- Una vez elaborado este procedimiento, identificar al menos dos puntos de referencia que puedan ser localizados tanto en el mapa como en el terreno.
- Apuntar con la brújula hacia el punto de referencia que se encuentra en el campo y ajustar el ángulo de dirección con la brújula (para ello se puede utilizar el limbo).
- Colocar la brújula sobre el punto de referencia localizado en el mapa de manera lateral.
- Girar la brújula hasta que las líneas Norte-Sur estén paralelas a la red de la cuadrícula del mapa.
- Trazar en el mapa una recta paralela del punto de referencia del mapa hacia abajo.
- Repetir estos mismos procedimientos (1 al 6) para el segundo punto de referencia que se tiene en el campo.
3. Determinar una dirección a seguir
En algunas circunstancias, se quiere trazar una ruta con la brújula; es decir, seguir una dirección como tal, trasladarse del punto A al punto B. Es una técnica sencilla si se cuenta con un mapa y una brújula; simplemente, se siguen estos pasos:
- Orientar el mapa con la brújula, como se mencionó en la primera técnica.
- Determinar la posición en el mapa, usando la segunda técnica mencionada.
- Dibujar el punto A (donde usted se ubica actualmente) y el punto B (adónde usted quiere trasladarse).
- Trazar una línea recta entre el punto A y el punto B.
- Colocar la brújula sobre el mapa orientado y sobre el punto inicial (A), que mire hacia el punto final (B).
- De la línea A-B, coincidir la flecha roja del limbo y el norte que está pintado en la brújula; seguidamente, leer la dirección que indica la brújula y anotarla.
- Finalmente, se sigue la dirección que indicó la brújula.
4. Identificar objetos en el terreno con la brújula
Las técnicas antes citadas mencionan cómo usar la brújula y el mapa sobre el terreno, pero con la salvedad de que el terreno no tiene obstáculos. En la vida real, en cualquier lugar que se ubique una persona, va a encontrar obstáculos u objetos que le dificultan transitar; por tanto, existen varios métodos para identificar esos objetos, sobrepasarlos y continuar con la lectura de la brújula y mapa. Vamos a explicar dos métodos que son bastante utilizados (Soler, Cobos, Pomar, Rodríguez y Vitaller, 2009).
Método de desviación rectangular 90°:
Se está siguiendo una dirección de 190° del punto A al punto B. Al usar el método de desviación 90°, se obtiene lo siguiente:
- Al inicio del obstáculo al desviarse a la derecha se le resta 90° a 190° y se obtiene una dirección de 100°.
- Se caminan 10 pasos y se pasa el objeto; se realiza una desviación a la izquierda; es decir, se le suman 90° a 100° y se obtiene una dirección de 190°.
- Se sigue la lectura de 190° en línea recta; 20 pasos después se supera el obstáculo. Nuevamente, se realiza una desviación a la izquierda; entonces, a la lectura de 190° se le suman 90°. Da como resultado 280° de dirección.
- Se caminan 10 pasos más y se regresa a la ruta que se sigue desde el inicio [punto A]; luego se dobla a la derecha, de tal manera que a 280° se le restan 90° y se obtiene la dirección original de 190° que se estaba siguiendo.