El iniciador de la teoría llamada poligénesis fue Paracelso (1493-1541), un alquimista, médico y astrólogo suizo. Nació un año después de que Colón llegara a América y, por tanto, crece en medio del debate sobre el origen de los pueblos originarios de América. Él planteó, en 1520, que el indígena tiene un origen diferente al de los europeos. Esta teoría se oponía directamente a la tesis monogenésica bíblica, según la cual todos venimos de un mismo origen.
Paracelso (1493-1541), alquimista, médico y astrólogo suizo, inició la teoría de la poligénesis cuando planteó que los indígenas tenían un origen diferente al de los europeos, en 1520.
La idea ganó fuerza en el siglo XVII con estudiosos como Voltaire (1694-1798) y Christoph Meiners (1747–1810). Voltaire, el afamado filósofo de la Ilustración francesa, argumentaba a favor de la tesis poligenésica. Ante la gran diversidad racial de la humanidad, encontraba risible la tesis sostenida por la Biblia: que toda la humanidad desciende de Adán y Eva. Para él debían de haber diferentes orígenes. Ironizando sobre la tesis del origen común de la humanidad, Voltaire confrontó la idea de los sabios según los cuales el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Luego ironiza sobre una hermosa imagen del creador: una nariz chata y negra, un ser con poca inteligencia. Y afirma entonces que la raza negra con tales características era indudablemente una especie diferente a la raza blanca.
Voltaire (1694-1798), afamado filósofo francés, confrontó la idea del hombre creado a imagen y semejanza de Dios e ironiza una imagen del creador con nariz chata y negra, con poca inteligencia.
Christoph Meiners (1747–1810), antropólogo alemán de la Universidad de Göttingen, y Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840), están entre los primeros practicantes de lo que se llamará racismo científico. Desde su cátedra, Meiners amplió la tesis poligenética: en sus estudios encontró no solo diferencias físicas entre las razas, sino también disparidades mentales y morales. Sobre la base de esos hallazgos propuso una jerarquización de las razas.
La hipótesis fundamental sobre las diferencias cualitativas de las razas fue postulada por el sueco Carl Linneo, a partir de 1735 y concretada en su texto Systema Naturae, que rápidamente pasaría a constituir las premisas fundamentales del racismo doctrinario: que existían diferencias mentales y morales distinguibles racialmente, o sea, hay una capacidad intelectual y moral inherente a cada raza. También, Meiners dividió a la humanidad entre lo que llamó la bella raza blanca y la fea raza negra. Afianzó la tesis de que las características físicas tienen relación directa con la virtud, y utilizó asimismo una propuesta estética como argumento para diferenciar a las razas. En su libro Esquema de la historia de la humanidad postuló la belleza y la fealdad como los criterios más importantes. Solamente la raza blanca resulta hermosa y virtuosa. Al contrario, la gente fea es además triste, carente de virtud, y presa de vicios terribles.
El racismo científico formula que no solo existen diferencias físicas entre las razas, sino también disparidades mentales y morales. Por esto, propone una jerarquización de las razas.
Es notable ya en esta tesis el asomo de las primeras diferenciaciones entre la misma raza blanca, y esto daría origen más adelante a la idea de subrazas. En efecto, Meiners consideró que la raza más noble era la de los celtas, y por lo contrario minimizó a los eslavos por considerarlos feos. Incluso contaba historias de cómo comían hongos venenosos sin que les pasara nada. Así que, a pesar de su color, él los consideraba gente fea.
En cuanto a la raza negra, fue puntual y tajante. Según Meiners, los negros carecen de emociones, tienen nervios gruesos y por tanto son menos sensibles que otras razas. Sostenía que la raza negra no era humana y apenas poseían sensaciones animales. Fabuló en el sentido de que un negro a quien estaban quemando vivo, pidió, a la mitad de su inmolación, que le dieran una pipa y fumó mientras se quemaba como si nada estuviera pasando. También lanzó la teoría de la diferencia sexual entre blancos y negros: estos resultaron perversos, y aquellos perfectamente equilibrados. Amplió sus especulaciones para incluir a los indígenas de América. Según él, los nativos americanos tenían el cráneo tan grueso que hasta doblaban las espadas españolas; la piel del indígena era más gruesa, decía, que la de una res. Y, desde el punto de vista emotivo, padecían de melancolía crónica.
Según Christoph Meiners (1747–1810), antropólogo alemán de la Universidad de Göttingen, la raza negra no era humana y apenas poseía sensaciones animales.
Como parte de la tendencia general del siglo XVII, los teóricos adscritos a la poligénesis sacan al negro y al indígena americano de la raza humana. Estos estudiosos, de diversas nacionalidades, y tradiciones religiosas, aparecen entre los creadores de las ciencias sociales más importantes, como la Antropología y la Psicología. Además, la mayoría eran adeptos de las ciencias ocultas, la Astrología y las órdenes secretas.
En el siglo XVII, los teóricos adscritos a la poligénesis sacaban al negro y al indígena americano de la raza humana.