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VI

RACISMO DOCTRINARIO, SOCIAL DARWINISMO. DISCRIMINACIÓN DIRECTA E INDIRECTA. MANIFESTACIONES ACTUALES
Determinismo divino

Bien, me escucharon hablar brevemente del Papa Nicolás V en la creación del racismo doctrinario. Cuando él postula su tesis, todavía el racismo como tal no se había estructurado. Pero nótese que su intervención se realiza a partir de la exploración de la costa africana por parte de los portugueses. En respuesta a una consulta realizada por el rey de Portugal, publicó su bula Dum Diversas, un extracto de la cual me permito leer:

"Queridísimo hijo en Cristo, Alfonso, Rey ilustre de Portugal y del Algarbe. Salud y bendición apostólica (…) a ti y a tus sucesores los Reyes de Portugal, te concedemos, por la autoridad apostólica y a tenor de las presentes la plena y libre facultad, que poseerás a perpetuidad y según tus usos y los de tus sucesores, de invadir, conquistar, apoderarte, subyugar y reducir a esclavitud perpetua a los sarracenos, paganos y otros infieles y a los enemigos de Cristo cualesquiera que sean y sus reinos en cualquier parte que estén establecidos, sus ducados, condados, principados y otros dominios, tierras, lugares, villas, campamentos y cualquier posesión, bienes muebles e inmuebles, sea como sea la forma que presenten o sean dominados, que ocupen y posean los mismos sarracenos, infieles y enemigos de Cristo.
Dado en Roma junto a San Pedro, año de la Encarnación del Señor de 1552."

Quedaba pues autorizada no solamente la conquista del África, a partir de la costa de Guinea, sino que el derecho a apoderarse de sus bienes ad perpetuam y de someter a esclavitud por siempre a los africanos y sus descendientes, puesto que el derecho otorgado no es solo para el rey de turno sino también para sus descendientes.

También hay que destacar el papel del fraile Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573). Él nace, crece y se educa en plena polémica sobre el origen de los indígenas de América. Se trató de un hombre de estudios y de altos cargos, una persona muy respetable que sirvió incluso en la corte papal. Fue uno de los oficiales de protocolo en la coronación de Carlos V por parte del papa Clemente VII. Participa en la polémica sobre los derechos españoles en América, en la cual lanza la doctrina que se conoce como de los Justos Títulos (Democrates secundus, o de las justas causas de la guerra contra los indios). Reconvalida la tesis de Aristóteles sobre la esclavitud natural, para así justificar el dominio español por causa de la supuesta inferioridad natural y barbarie de los indios.

Sepúlveda propuso los siguientes argumentos para justificar la conquista de América:

  1. El derecho de tutela, en virtud del cual los españoles tendrían la obligación de someter a los indígenas, por su propio bien. Esto debido a que dicha población era esclava natural, incapaz de gobernarse por sí misma.
  2. En segundo lugar, los españoles tenían la obligación de impedir, incluso por la fuerza, el canibalismo y otras conductas antinaturales, que según el fraile, practicaban los indígenas.
  3. Los españoles tenían asimismo la obligación de salvar a las futuras víctimas inocentes que serían sacrificadas a sus dioses falsos en los altares indígenas.
  4. Y, por último, debían los españoles cumplir con el mandato de Cristo de evangelizar a todo el mundo, mandato extensivo al Papa y a todo rey católico.
Sabía usted

La doctrina de los Justos Títulos, propuesta por el fraile Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573), postula que la esclavización es natural y, por ende, un mandato divino. Además, propone la idea del infantilismo crónico de los nativos, que luego se aplicaría también a los negros.

Es importante aquí enfatizar que el fraile recurriese a Aristóteles para sostener su doctrina de la esclavitud natural, postulado por el filósofo griego siglos antes. Es decir, se utiliza un argumento pagano para justificar una acción de cristianos. Podemos preguntarnos si realmente era necesario el recurso a dicho filósofo, pues la misma Biblia es contradictoria sobre este punto. Por una parte, se acepta la práctica de la esclavitud pero a la vez se nos dice que si es posible alcanzar la libertad hay que hacerlo, porque en Cristo ya todos somos libres. En todo caso, los frailes de aquellos días no eran asiduos lectores de la Biblia, de modo que recurrieron a una falacia de autoridad basada en el prestigio de Aristóteles.

Interesa destacar acá dos argumentos fundamentales: se postula que la esclavización es natural y, por ende, un mandato divino; y se propone la idea del infantilismo crónico de los nativos. Sea que de ahora en adelante el indígena primero y el negro después, necesitarán de una persona blanca que se encargue de ellos.

De nuevo acá encontramos una argumentación mítica, falaz, que constituye la base del racismo doctrinario. ¿Cómo fue que el buen fraile llegó a la conclusión apriorística del infantilismo crónico de los indígenas y su incapacidad de gobernarse a sí mismos? No lo sabemos. Primero habría que destacar que la capital del Imperio Mexica, Tenochtitlan, era una de las ciudades más grandes del mundo en ese momento, abarcando más de 13 kilómetros cuadrados. Superaba por mucho en población a las principales ciudades europeas, tales como Constantinopla, París o Venecia. Ciertamente practicaban sacrificios humanos rituales, hecho por el cual eran odiados por los pueblos sometidos por ellos. También eran repudiados por las pequeñas guerras que emprendían para conseguir prisioneros para sus rituales. Pero contrario a la tesis del fraile, el sacrificio humano no era una práctica generalizada entre los pueblos de América.

Recuerde

La capital del Imperio Mexica, Tenochtitlan, era una de las ciudades más grandes del mundo cuando se inició la Conquista, superaba por mucho en población a las principales ciudades europeas, tales como Constantinopla, París o Venecia.

También aquí hay mucho de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el ojo propio, pues de manera simultánea a las postulaciones del fraile se practicaban sacrificios humanos en Europa, pues ¿qué otro nombre se le puede dar a las quemas de brujas y de herejes? La diferencia simplemente es el enfoque. Mientras los aztecas sacrificaban a sus víctimas para aplacar la ira o para alimentar a sus dioses, en Europa la iglesia del fraile eliminaba personas indeseables en nombre de Jesucristo, siendo su muerte por una parte un castigo a satanás y por principio de los opuestos un sacrificio de depuración de la comunidad; ofrenda a Dios cuya voluntad era supuestamente cumplida de tal manera. Un buen ejemplo fue la violencia empleada en España contra los moros y moriscos, expulsados bajo acusaciones en su mayoría inconsistentes.

Desde el punto de vista de nuestra moderna concepción de los derechos humanos, tanto los reyes aztecas como el fraile Sepúlveda serían presentados a los tribunales internacionales por crímenes de lesa humanidad.

No todas las autoridades católicas estuvieron de acuerdo con estas tesis. Bartolomé de las Casas, y otros, confrontaron al fraile Sepúlveda sobre sus argumentos, pero al final privaron las ideas del determinismo divino como justificantes del proceso de conquista y esclavización en las Américas, a menos de un siglo después de Nicolás V.

El catolicismo occidental por vía portuguesa, fue logrando conversos entre los pueblos del Congo, Islas Canarias, Cabo Verde, la costa de Guinea, y África Ecuatorial donde lograron la conversión del reino de Mozambique, entre otros. Las misiones comerciales también pudieron abrir el camino para la cristianización de Senegal. La estrategia de estos primeros misioneros fue trabajar con la clase gobernante, con la esperanza de que la cristianización de los dirigentes facilitaría la conversión de todo el pueblo.

Los portugueses y españoles invadieron África y América con la espada y la cruz en hombros de misioneros católicos. Los seguirían luego los misioneros protestantes, incursionando también de la mano de los nuevos invasores.

Durante la mayor parte de su historia, las iglesias cristianas no se opusieron oficialmente a la esclavitud. Muchos de los ministros y teólogos más bien argumentaron a favor de esa forma de sujeción social. Las iglesias de esa época, fueron aliadas fieles del colonialismo, pues consideraban que el control político, que establecían estos gobiernos, proveía el ambiente necesario para su obra evangelizadora. No en vano hay un auge de la actividad misionera en el siglo XIX, el período de mayor consolidación del colonialismo en África.

La teología protestante en esa época participó activamente en la creación y consolidación del determinismo divino del racismo, aunque al principio estaban más interesados en diferenciarse de la Iglesia Católica, y en enfrentar las persecuciones en su contra. De hecho, fue recién en 1517 que el monje alemán Martín Lutero propuso sus 50 tesis, las cuales serían la base de la reforma protestante. Lutero, por cierto, era un antijudío militante, de modo que se ocupaba también de proponer la persecución contra esa etnia. Surge además la figura de Juan Calvino (1483-1564), cuya doctrina de la predestinación, servirá asimismo para justificar el racismo. Desde luego, la idea dominante acá será que la situación vivida por los negros sería considerada una clara manifestación de la voluntad de Dios. La Iglesia Anglicana se separó de la Iglesia Católica Romana y se declaró independiente en 1534. Se expandiría por el mundo a lomos del naciente Imperio Británico. Ya hay misioneros moravos en África en 1739.

Sabía usted

La doctrina de la predestinación, propuesta por Juan Calvino (1483-1564), también justificaba el racismo, porque según esta teoría la situación vivida por los negros era manifestación de la voluntad de Dios.

La teología protestante, entonces, no se limitó a recoger y transmitir el racismo en su versión de determinismo divino, sino que fue fundamental en su creación. Los misioneros daban su informe a Europa, (no olvidemos que Hegel reconocía como fuente de sus elucubraciones sobre razas a los misioneros) y, a la vez, se hacían voceros de los mitos de superioridad blanca, y cumplían en las colonias más que un papel evangelizador, un papel civilizador, vale decir, aculturizador.

Luepke, cita a H. Loth y reproduce las palabras de un inspector de misión, quien en 1859 presentaba como obvio que las diferencias raciales fueran producto de un decreto divino. Sobre esa base se preguntaba si tales disparidades no implicaban también diferencias frente a la salvación. Interrogaba: no será que,

"En la Nueva Alianza, a pesar de la universalidad de la misericordia que aparece en Cristo, en el tiempo actual en este mundo hay un número de personas y naciones a quienes hay que detener hasta la llegada de un nuevo período en el Reino de Dios” (Luepke, 1978, t. n.)

O sea, las personas negras no estaban preparadas para el reino de Dios, según interpreta el buen misionero. Enseguida, el pastor daba como ejemplo a los bosquimanos de Papúa. En ellos descubre no solamente las características del hombre primitivo, distorsionado y materializado por el pecado, sino que asegura existía un secreto especial que se esconde tras la noche de la historia.

Ese secreto especial se anclaba en una interpretación manipulada de los textos bíblicos. Desde el punto de vista de la teología racista, la raza negra surge como producto de una maldición. Luego del diluvio se dio un incidente que, retomado por los teólogos racistas, iba a servir para justificar la esclavitud y otras formas de servidumbre. El relato (Génesis 9:18 y siguientes), dice que Noé, estando borracho, fue visto desnudo por su hijo Ham. Los demás hermanos lo cubrieron. Al recuperar la sobriedad Noé se molestó por la actitud de Ham y en su enojo maldijo a Cam, hijo de Ham. La maldición fue en el sentido de que Cam y sus descendientes tenían que ser siervos de Jafet (padre de la raza blanca) y de Sem (padre de los asiáticos) y sus descendientes.

Recuerde

Desde el punto de vista de la teología racista, la raza negra surge como producto de una maldición.

Por supuesto, esa es una abierta manipulación del texto, pues en primer lugar el resentido patriarca no maldijo a su hijo Ham, como sería lo esperable, sino a uno de sus nietos llamado Cam. En segundo lugar, la maldición no provino de Dios. Se alegaría por parte de los teólogos racistas, que la negrura de la piel de los hijos de Ham, es el sello de aquella maldición. Sin embargo, según la Tabla de Naciones con base bíblica, Ham tuvo cuatro hijos, los cuales dieron lugar a cuatro naciones. Cush (Etiopía), Mizraím (Egipto) Phut (que se supone padre de los demás norafricanos) y Canaán. Si la maldición fue sobre Cam entonces cayó sobre los Cananitas (enemigos históricos de Israel, los mismos de Sodoma y Gomorra) y no sobre los demás hijos de Ham (Génesis 10:6 y siguientes). Y como hemos visto, Mizraim, Cush y Phut eran también hijos de Ham, pero Noé no maldijo a Ham. Entonces los africanos descendientes de Cush ni siquiera estaban en la línea genealógica del nieto maldito.

En el plano religioso, el gran secreto insinuado por el inspector de misión, en el contexto del racismo doctrinario, sería pues la separación de los africanos de la raza humana, por ser el tronco maldito. El argumento aparece primero para justificar la esclavitud, pero luego pasa a ser un argumento fundamental para el racismo doctrinario.

En conclusión, el determinismo teocéntrico fue una de las teorías que sustentaron al racismo doctrinario. Sostiene que la raza blanca es superior y ungida por Dios para llevar el evangelio a todo el mundo. Las razas no blancas y en especial la raza negra y la oriunda de América, estaban predestinadas a servir, por ser inferiores. No tenían ni la capacidad intelectual ni moral para equipararse a los blancos, salvo claro está si se convirtiesen al cristianismo. Aún en este caso seguían siendo humanos de tercera clase, pues en el seno de las iglesias se discriminaban a los cristianos de piel negra y a los indígenas americanos.

Sabía usted

El determinismo teocéntrico sostenía que la raza blanca era superior y ungida por Dios para llevar el evangelio a todo el mundo. Por lo cual, las razas no blancas y en especial la raza negra y la oriunda de América, estaban predestinadas a servir, porque no tenían ni la capacidad intelectual ni moral para equipararse a los blancos.

En la dinámica, se levantó al misionero cristiano occidental como enviado de Jesús, y los dignatarios religiosos locales fueron tildados de paganos y, por ende, practicantes de ceremonias diabólicas. Los misioneros se plegaron a la concepción que dio uno de sus más brillantes colegas, el reputado Livingstone: “no hay nada interesante en un pueblo pagano”. En vez de evangelizar, los misioneros se sintieron obligados a imponer la cultura europea que, según ellos, era la cultura de los evangelios. Desde luego, hay importantes excepciones como las del fraile Montecinos, quien condenaba la violencia de los esclavistas; también el papa Gregorio XVI, en su bula In Supremo Apostolatus de 1839, condenó la esclavitud y están los cuáqueros que lucharon contra la esclavitud y el racismo. Pero en términos generales una cita del movimiento de los Mau Mau de Kenia describe el papel de las misiones cristianas en África:

"Antes éramos dueños de la tierra y los blancos tenían el Evangelio. Entonces llegaron los misioneros, y nos enseñaron cómo orar y cerrar nuestros ojos, y mientras tanto los blancos se apoderaron de nuestras tierras. Ahora, nosotros tenemos el Evangelio y ellos tienen la tierra."

Recuerde

Hubo algunas excepciones, el fraile Montecinos, quien condenaba la violencia de los esclavistas; también el papa Gregorio XVI, en su bula In Supremo Apostolatus de 1839, condenó la esclavitud; y, los cuáqueros que lucharon contra la esclavitud y el racismo.

La visión racista teocentrista, el racismo divino continuó, y más bien se intensificó después de la abolición de la esclavitud. En 1932 los cristianos alemanes aseguraban que en la raza, la nación y las características nacionales vemos puntos de orden para nuestra vida. Ese orden se consideraba establecido por el mismo Dios y, por tanto, era un deber mantenerlo. Por ese motivo cualquier mezcla de raza debía ser rechazada. Mantener la pureza de raza era un imperativo de los alemanes. La creencia en Cristo no destruye la raza, sino que la profundiza y santifica. Está claro que las iglesias cristianas seguían aportando toneladas de arena al racismo doctrinario.