Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788) y Cornelius de Pauw (1739-1799), ambos miembros del selecto club de creadores del racismo doctrinario, postularon el determinismo ambiental. Según el Conde de Buffon, el color original del ser humano es blanco, pero en contacto con el trópico, sufrió una degeneración. Los grupos humanos están divididos en razas, que son derivaciones de la humanidad original. Según su tesis, conforme el ser humano (blanco) se fue alejando de las zonas templadas y se adentró en el trópico, su piel fue adquiriendo el color oscuro. Junto a la pérdida de la pigmentación original, también fue perdiendo algunas facultades mentales, lo cual da como resultado que el negro es el producto de una involución. Su contemporáneo, Cornelius de Pauw señaló específicamente que este proceso se da en la zona del Ecuador, donde el ser humano se negrea y embrutece. Según este ideólogo, los indígenas son de alma tímida e intelecto débil, están dominados por la superstición, y la influencia, del clima les impide progresar. Se contentan con palear su hambre y se dedican a dormir en perfecta inacción, libres de deseos.
El determinismo ambiental propone que el color original del ser humano es blanco, pero en contacto con el trópico, sufrió una degeneración. En otras palabras, el negro es el producto de una involución.
El factor determinante aquí es, pues, el clima. Incluso, consideraba que los europeos que pasaban a vivir a América por algún tiempo prolongado, tenderían a degenerar. Según esta corriente, los criollos, hijos de europeos, pero nacidos en América también sufren esta degeneración. Daba como argumento contundente que, aunque educados en las universidades de México o Lima, los criollos no habían producido ni un solo libro.
Eventualmente se le confrontó a de Pauw con el hecho cierto del calendario azteca. Frente a ese mentís contundente de su falacia, lejos de aceptar su error, insistió en que no era posible que los indígenas elaboraron un trabajo de largas horas de observación, para lo cual simplemente no estaban dotados
Cornelius de Pauw (1739-1799), uno de los creadores del determinismo ambiental, consideraba que, incluso, los europeos que vivían en América por tiempo prolongado, tendían a degenerar. Según esta corriente los criollos, hijos de europeos, nacidos en América, también sufrían esa degeneración.
Otros teóricos retomaron y profundizaron en estas ideas. Es el caso de Arturo Schopenhauer (1788–1860) quien planteó la misma idea, pero en positivo. Es decir, en vez de hablar de la degeneración de las razas no blancas, indicó que la raza blanca logra su desarrollo gracias a que habita en el norte del planeta, en una zona climática rigurosa. El ambiente contribuyó a desarrollar una gran sensibilidad e inteligencia superiores. La capacidad civilizatoria se asocia al color, porque aún en las razas oscuras, según él, las personas de piel más clara son más inteligentes que el resto de sus congéneres. Tales los casos de los incas de Sur América y los brahmanes de la India. Las tribus que emigraron al norte en época temprana, tuvieron que desarrollar todas las facultades mentales para sobrevivir, de allí su inteligencia superior.
Por su parte, el filósofo G. W. Hegel (1770-1831) postuló, en 1830, que el hombre negro representaba al hombre natural en su condición salvaje, por no haber nada remotamente humano en su naturaleza. Todavía más: al estudiar la historia del mundo omite a África, porque según él ese continente no formaba parte de la historia humana, pues el negro carecía de sentido de personalidad y tenía el espíritu adormecido, todo lo cual le impedía progresar. Según Hegel, una de las pruebas contundentes de la inferioridad del negro la constituye el no haber alcanzado la concepción de Dios como ser supremo. En el negro encontraba la imagen del hombre salvaje, sin moralidad, sin emociones propiamente dichas. La religión musulmana parecía ser lo único que aproximaba el negro a la cultura.
En 1830, el filósofo G. W. Hegel (1770-1831) postuló que en el negro se encontraba la imagen del hombre salvaje, sin moralidad, sin emociones propiamente dichas. Según él, una de las pruebas contundentes de la inferioridad del negro la constituye el no haber alcanzado la concepción de Dios como ser supremo.
Desde luego que esta idea es falsa, pues en casi la totalidad de las culturas africanas existía la creencia en un Dios supremo, y precisamente el islam compartía esta idea. El hecho cierto es que estamos de nuevo frente a una falacia de autoridad, que ignora deliberadamente los hechos. Los misioneros necesitaban proclamar la inexistencia del concepto de Dios en África para justificar las campañas de recolecta de fondos para su misión y para Hegel resultó muy cómodo nutrirse de sus informes racistas.
La historia recoge las palabras de un profesor de la Universidad de Oxford quien, un siglo después de Hegel, aseguraba que a lo mejor en el futuro habría una historia de África, pero por el momento lo único que existía era la historia de los europeos en África. El resto es oscuridad y la oscuridad no es tema de la historia.
En conclusión, según esta tesis, el ambiente geográfico determinó la condición intelectual, emocional y física de las razas. Quienes siguen la corriente del determinismo ambiental-geográfico, se mantienen fieles al planteamiento original del suizo Linneo.
En casi la totalidad de las culturas africanas existía la creencia en un Dios supremo y el islam es una muestra de esto.