El análisis del discurso es toda una disciplina sobre la cual se plantean muchos métodos y técnicas y muchas aproximaciones sobre el estudio del lenguaje y los procesos de comunicación. Podemos encontrar análisis del discurso desde área como la psicología hasta la lingüística, con mucha variedad de aproximaciones que incluyen el análisis social, político y cultural, y aquel relacionado a estructuras del lenguaje.
Hay muchos tipos de discursos desde aquellos que encontramos en un texto literario hasta una conversación entre amigos e incluso un titular de periódico.
En el análisis del discurso, en general, se considera que detrás de un discurso hay otros significados, que en algunos casos son invisibles a nosotros pero que en un análisis profundo nos dicen más de lo que leemos o escuchamos. Veamos el siguiente ejemplo de un titular de prensa escrita: “Un negro dirigirá al país”. Podemos leerlo con gran naturalidad y hasta podríamos verlo como un logro para la población a la que hace referencia la palabra “negro”. Sin embargo, podría tener implicaciones racistas si analizamos el contexto y el significado de “negro”, de manera que ese titular podría, más bien, tener un significado negativo y hasta prejuicioso. Por medio del análisis del discurso podemos ir identificando esas “sutilezas” del lenguaje y el significado de esas expresiones que utilizamos en la cotidianidad, pero que de fondo reflejan un conjunto de creencias o una ideología.
Aunque pueden existir procedimientos particulares de análisis, en este ejercicio vamos a hacer una primera aproximación, que le permita manejar estrategias básicas y, además, demostrar cómo la forma en que se plantea un texto (concepto) o se presenta información podría tener de fondo prejuicios raciales y hasta validar socialmente la discriminación contra algún grupo social.
Texto 1:
Esclavitud en pleno siglo XXI (Mauritania)
Elena González, 24 de septiembre de 2015
La esclavitud fue prohibida por la Declaración de Derechos Humanos de la ONU en 1948 y legalmente abolida en todo el mundo. Los dos últimos países en hacerlo fueron Arabia Saudí en 1963 y Mauritania en 1981. Pero en Mauritania todo quedó en papel mojado ya que su práctica sigue vigente. Según la ONG australiana Walk Free unas 156 000 personas persisten bajo esta práctica en el país magrebí. En el informe de 2014 de otra ONG internacional, que lucha contra la esclavitud en todo el mundo, The Global Slavery Index, apunta que la cifra de mauritanos que aún viven en estado de esclavitud asciende a 155 600 personas de un total de 3 500000 habitantes.
Más del 80% de los esclavos continúan integrados en las tribus. Ser esclavo significa pertenecer a otra persona y trabajar para ella sin percibir remuneración alguna, no tener acceso a la propiedad, ni a la educación, ni a los servicios de salud y estar privado del derecho de heredar, tanto esa persona como sus hijos.
La sociedad mauritana se divide principalmente en tres comunidades: los “moros blancos” de origen árabe, que han controlado todos los gobiernos de Mauritania desde la independencia de Francia en 1960. Los africanos negros y los “haratines” –a veces todavía llamados los “moros negros”–, descendientes de esclavos africanos negros propiedad de los moros. Los esclavos de Mauritania en la actualidad ejercen de sirvientes domésticos en las regiones urbanas y de pastores y campesinos en las rurales. Esta población sigue siendo la más vulnerable, con especial hincapié niños y mujeres.
En enero de este año el activista Biram Ould Abeid Ould Dah fue condenado a dos años de cárcel por organizar ilegalmente una caravana antiesclavista, el fin de la caravana era denunciar la expropiación abusiva de tierras pertenecientes a los “haratines”. Biram Abeid Dah es presidente de la ONG contra la esclavitud Iniciativa por el resurgimiento del movimiento abolicionista en Mauritania (Initiative for the Resurgence of the Abolitionist Movement in Mauritania –IRA); además, es excandidato presidencial. Quedó en segundo puesto en las elecciones presidenciales de junio de 2014. Anteriormente, en 2013, fue galardonado con el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En 2007, el gobierno de Mauritania promulgó una ley que por primera vez penalizaba esta práctica. Sin embargo, la realidad es que los grupos de población esclavistas, en su mayoría de origen árabe-bereber, gozan de total impunidad. De hecho, desde 2007, un solo caso de esclavitud ha sido juzgado en los tribunales, y la condena de tres años al culpable no se cumplió, pues salió a los ocho meses. Además, el gobierno actual niega la existencia de la esclavitud. “La esclavitud ya no existe en este país. Solo quedan las secuelas de este fenómeno, que hacemos todo lo posible por abordar” aseguró el presidente Mohamed Ould Abdel Aziz en una conferencia de prensa. Lo cierto es que hay casos documentados de esclavos llevados hasta los tribunales mauritanos pero que son rechazados. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: son los grupos que controlan el aparato político, económico y judicial del país los que llevan a cabo tales prácticas.
Texto 2:
Ideas que inspiran. Sanford Biggers: "en los Estados Unidos no nos gusta hablar de esclavitud"
El artista conceptual norteamericano se ocupa, en su obra más reciente, de la violencia racial, un drama que atraviesa y trasciende a su país natal
lunes 16 de mayo de 2016, 16:11
"Como artista conceptual busco constantemente maneras creativas para iniciar conversaciones difíciles. Lo hago a través de la pintura, la escultura, video y performances. Pero independientemente del formato dos de mis medios favoritos son la historia y el diálogo", inicia su exposición Sanford Biggers, durante una conferencia TED que tuvo lugar en Vancouver en febrero último.
Con una trayectoria artística fuertemente marcada por la búsqueda de nuevas perspectivas para pensar ciertas verdades arraigadas en el imaginario colectivo, en 2007 creó Lotus, una obra de dos metros de diámetro y 272 kilos de vidrio que representa una particular flor de loto. Si bien en budismo el loto es un símbolo de trascendencia, bastaba acercarse para descubrir que, en este caso, cada pétalo era el corte transversal de un barco de esclavos.
"En Estados Unidos ni nos gusta hablar de esclavitud ni la vemos como una industria global –reconoce–. He estado coleccionando figuras africanas de madera de tiendas turísticas y mercados de todo el mundo y recientemente he descubierto cómo usarlos en mi propio trabajo."
"Desde 2012 el mundo ha sido testigo de la muerte de Trayvon Marttin, Michael Brown, Eric Gamer, Sandra Bland, Tamir Rice y, literalmente, un sinnúmero de ciudadanos negros desarmados a manos de la policía que, con frecuencia, se salen con la suya. Para homenajear a estas víctimas y por las varias veces que incluso yo, un profesor de una universidad de renombre que respeta la ley, he sido blanco de ataques y acoso a punta de pistola a manos de la policía, creé este trabajo que se llama simplemente Bam", continúa Biggers.
La obra, compuesta por un video y una colección muy particular de piezas, difícilmente genere indiferencia.
Lo cierto es que Lotus y Bam van más allá de la historia norteamericana. "En Berlín, el año pasado, un estudiante de filosofía me preguntó qué había provocado las muertes recientes. Le mostré una foto de una postal de un linchamiento ocurrido a principios de 1900 y le recordé que estos homicidios se llevan a cabo desde hace más de 500 años. Pero solo a través de preguntas como la suya y un diálogo más reflexivo sobre la historia y la raza podremos mejorar como individuos y sociedad."