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III

 LA INSTITUCIÓN DE LA ESCLAVITUD Y OTRAS FORMAS DE SUJECIÓN
La esclavitud trasatlántica

Los africanos resistieron la esclavización por todas las maneras imaginables. Los propios traficantes señalaban esa resistencia diversa. Por ejemplo, Hart recoge el relato de uno de los traficantes, John Newton quien describe la relación inicial con los esclavizados:

“Por lo regular dos tercios de un cargamento de esclavos son hombres. Cuando ciento o doscientos hombres fuertes, arrancados de su tierra natal, muchos de los cuales nunca han visto el mar, mucho menos un barco, hasta poco tiempo antes de embarcar, que tienen probablemente los mismos prejuicios en contra de un hombre blanco que los que tenemos en contra de un negro y que a menudo tienen el temor de que van a ser comidos, yo digo, que en estas circunstancias, no es de esperar que se resignen a esta situación. Siempre se cuenta con que tratarán de lograr su libertad si es posible” (Hart 1984: 67)

Recuerde

Los africanos resistieron la esclavización por todas las maneras imaginables.

Por su parte, el traficante Thomas Phillips, anotó en su diario en 1693 que la hora de embarcar y desembocar eran momentos peligrosos para la tripulación:

“Cuando nuestros esclavos están a bordo encadenamos a los hombres de dos en dos, mientras estamos en puerto y a la vista de su propio país, porque es entonces cuando tratan de escapar y se amotinan” (Hart 1984: 70)

Ya en las plantaciones caribeñas, el sistema de explotación era extremo. En toda una primera etapa, a los esclavistas no les preocupaba cuidar la vida de los esclavizados, por la consideración de que era más barato comprar otro. Hart relata el caso de Henry Cook, un trabajador británico blanco que había laborado en las plantaciones de Jamaica construyendo molinos, quien declaró ante un Comité Parlamentario que investigaba la cuestión del trato a los esclavos en 1791:

“He oído a muchos mayorales decir ‘he producido para mi patrón veinte, treinta o cuarenta toneles más por año, cosa que ninguno de mis predecesores pudo hacer; y aunque he matado treinta o cuarenta negros más por año, sin embargo, la ganancia ha compensado la pérdida’”. (Hart 1984: 77).

Sabía usted

En las plantaciones caribeñas, el sistema de explotación era extremo. En toda una primera etapa, a los esclavistas no les preocupaba cuidar la vida de los esclavizados, por la consideración de que era más barato comprar otro.

La situación en la América Hispana era igualmente extrema. Martínez Montiél documenta en México que, por el año 1579, estaba prohibido entre otras cosas que un negro tuviera relaciones con una indígena. El castigo por tal afrenta era la castración. Igual severidad había para con “cualquier esclavo negro que se averigüe haberse huido del servicio de su amo... sea preso y capado”. Todavía más: “los tales negros que huyeren del servicio de sus amos” debían ser multados, pero antes de devolverlos a sus amos “le hagan cortar una oreja” (Martínez Montiel 1988: 44-45). Se nota, en las anteriores citas, una gran preocupación por el cimarronaje y la fuga individual de los esclavos.

No menos severas eran las regulaciones en el sur. Friedmann documenta las penas aplicables al esclavizado que huía de las plantaciones. Según disposiciones del Cabildo de Cartagena en 1570, se le aplicaban cien azotes dados por la mañana en la picota de la ciudad, y se le dejaba amarrado con un pretal de cascabeles atado al cuerpo, con la finalidad de que sirviera de lección a otros negros que pudiesen tener la intención de fugarse. En algunos casos, se le obligaba al ofensor a llevar durante dos meses una calza de hierro de doce libras en el pie. La pena por quitársela eran doscientos azotes para la persona esclavizada y la duplicación de los meses en que debería cargar la calza. Y además, había un castigo de cincuenta pesos de multa para el amo que decidiera quitarle la calza a su esclavo (Leyes de Felipe II, febrero de 1571, en Friedemann 1993: 61-62).

El trabajo forzado fue la forma típica de dominación colonial en las Américas. En algunos países, este sistema de trabajo continuó después de la independencia. Millones de indígenas fueron esclavizados tanto en el sur como en el norte. Además, en el sur, aunque se abolió la esclavitud indígena desde muy temprano, lo cierto es que por medio de las encomiendas y mitas continuó la dominación y explotación de la población indígena y mediante la esclavización y formas conexas de dominación de la población negra. La esclavitud y todas las otras formas de dominación contó con el apoyo real de la doctrina del racismo, que justificó todos los salvajismos de aquella época.

Recuerde

El trabajo forzado fue la forma típica de dominación colonial en las Américas, incluso después de la independencia.

Sobre el trabajo diario de los esclavos en el Caribe, tenemos los escritos de James Ramsay, un clérigo escocés de la Iglesia Anglicana, que vivió en el Caribe veinte años y publicó en 1784 su testimonio.

Resumimos: el trabajo de los esclavos comenzaba en la plantación a las cuatro de la mañana. A las nueve se les daba media hora para el desayuno, que consumían en el mismo puesto de trabajo. Seguía el trabajo hasta las once o las doce del día, cuando la población se dispersaba para recoger “junto a las cercas, en las montañas, terrenos baldíos, hierbas y bejucos para los caballos y ganado”. Este trabajo duraba hasta la una o las dos de la tarde, cuando entregaban lo recogido y regresaban al campo. Una media hora antes de la puesta del sol, volvían a recoger hierba y, al final del día, entre las siete de la noche, o más tarde si el mayoral así lo decidía, iban de camino a sus chozas. De camino recogían su propia dotación para llegar a preparar sus alimentos a las barracas. Dormían a partir de la media noche. Esto se daba todos los días.

Esta realidad era bastante universal, aunque en algunos casos, sobre todo en las colonias españolas, se prohibía el trabajo los domingos y días de asueto.

Con todo, los esclavizados pasaron poco a poco a ser indispensables en el sistema productivo colonial y poscolonial. Ya a comienzos del siglo XVIII no era posible pensar la economía colonial sin el aporte de los afrodescendientes, que aportaban la mano de obra básica y especializada en los trabajos de minería, agricultura, ganadería, artesanía, comercio, y el trabajo doméstico.

Sabía usted

Las jornadas de los esclavizados abarcaban desde las 4 a.m. hasta las 8 p.m. Durante todo ese tiempo solo se les permitía consumir alimentos dos veces, a las 9 a.m. y al terminar el día.