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IV

 RESISTENCIA Y RESILIENCIA DEL PUEBLO AFRODESCENDIENTE
En la travesía

Al ver la actitud violenta de los europeos, los africanos llegaron a creer que eran caníbales y que la gran cantidad de personas secuestradas o adquiridas estaban destinadas al consumo.

Recuerde

Debido a la actitud violenta de los europeos, los africanos llegaron a creer que eran caníbales y que la gran cantidad de personas secuestradas o adquiridas estaban destinadas al consumo.

El capitán inglés Thomas Phillips, escribió un 1693 sobre sus aventuras esclavistas, quejándose de la resistencia individual de los africanos esclavizados. “Los negros tenían tal horror de abandonar su país, que a menudo saltaban fuera de la canoa, del bote o del barco al mar, y se mantenían debajo del agua hasta ahogarse, para evitar ser recogidos por nuestros botes que los perseguían” (Hart 1984: 46).

No solamente la actitud heroica de dejarse ahogar, sino también la de saltar hacia la muerte, para ser devorados por los tiburones que rodeaban los barcos durante todo el viaje, antes de dejarse capturar.

Sabía usted

En 1693, Thomas Phillips, esclavista inglés, escribió:

“Los negros tenían tal horror de abandonar su país, que a menudo saltaban fuera de la canoa, del bote o del barco al mar, y se mantenían debajo del agua hasta ahogarse, para evitar ser recogidos por nuestros botes que los perseguían”

Blake, cuya obra sobre la esclavitud fue publicada originalmente en 1856, cita a un pirata y cuenta la historia de una mujer que en el barco se negó a comer. Fue sometida a las más crueles torturas durante tres o cuatro días, al final de los cuales murió. Sus últimas palabras fueron que a través de la muerte se iba a “reunir con sus amigos” (Blake 1969: 132) y menciona los casos del barco La Estrella: a los pocos días de zarpar un esclavo saltó fuera de borda y otro se ahorcó en la noche.

En los barcos portugueses, el trato era un poco diferente. Según Newton “los esclavos tenían mayor espacio, no estaban permanentemente encadenados lo cual reducía la mortalidad”. Desde luego que hay que tomar en cuenta que los portugueses tenían sus factorías en África y habían convivido con los africanos durante muchos años. Incluso, en algunos lugares del África eran frecuentes las familias mixtas en la época en que comenzó la trata trasatlántica. Sin embargo, no es de recibo la idea de Newton de que se les trataba humanamente.

Sobre esto, un europeo, el traficante John Newton documenta en 1753 esta realidad. Dice al efecto que:

“tienen probablemente los mismos prejuicios en contra de un hombre blanco que los que tenemos nosotros en contra de un negro y que a menudo tienen el temor de que van a ser comidos... por lo tanto no confiamos en ellos, desde el principio los recibimos a bordo como enemigos” (Hart 1984: 67)

Esta vocación de libertad de los africanos, obligó a sus captores a ejercer fuertes medidas de seguridad para poder llevar a cabo su tarea de transportarlos hacia el Caribe, Panamá y otros puertos de destino, para ser luego colocados en las minas y plantaciones.

El mismo Capitán Newton explica el trato que recibían los esclavizados, una vez a bordo:

“Desde el principio los recibíamos a bordo como enemigos; y antes de que su número crezca de diez o quince son encadenados… la mano y el pie de uno son encadenados con la mano y el pie del que lleva aparejado… Así deben sentarse, caminar y acostarse durante muchos meses… sin ningún alivio” (Newton, citado por Hart 1984: 67)

Otra forma de resistencia en los barcos fueron las insurrecciones. El traficante William Snelgrave, quien publicó un libro en 1734, decía contundentemente:

"Sé de muchos viajes que han fracasado debido a motines; ya que han ocasionado la pérdida total del barco y de los hombres blancos; o por lo menos, han hecho absolutamente necesario matar o herir a un gran número de esclavos, con el propósito de evitar una total destrucción" (Hart 1984: 70)

Richard Hart cita a Manis y Cowley, según los cuales hubo 55 motines en los barcos negreros entre 1699 y 1865. De hecho, los traficantes debían tener sus armas listas y apuntando hacia los africanos, porque en cualquier momento podía presentarse un levantamiento.

El peligro era mayor en dos momentos críticos del viaje. En primer lugar, a la hora de embarcarlos, mientras la costa estaba todavía a la vista. En ese momento mantenían a los esclavizados con grilletes y encadenados de dos en dos. El peligro bajaba en alta mar, puesto que los africanos estaban conscientes de que no sabían operar las naves. El otro momento crítico se presentaba al aproximarse a las costas americanas, cuando ya a vista de tierra los africanos volvían a revivir sus ansias de libertad.

Recuerde

En 1734, el traficante William Snelgrave expuso:

“Sé de muchos viajes que han fracasado debido a motines; ya que han ocasionado la pérdida total del barco y de los hombres blancos”