Entre las primeras civilizaciones de la antigüedad está Egipto. Los antiguos egipcios eran personas negras, tal como se demuestra al examinar las momias de los faraones, las pinturas y esculturas y los testimonios de observadores tan prestigiosos como el griego Heródoto, padre de la historia occidental. El nombre que utilizaron para su país fue Kemet y se consideraban un linaje aparte rot-en-ne-nom o “raza” de “color bronceado”. Se distinguían a sí mismos con relación a otros tres grupos: los africanos subsaharianos, “de pelo rizado” a los cuales denominaban nahasi; de los namu que eran los asiáticos “de tez amarilla” y de los de origen indoeuropeo, de “color blanco”, y que recibían el nombre de tahumu (Marquette, 1969: 9).
Los antiguos egipcios eran personas negras, se demuestra al examinar las momias de los faraones, las pinturas, las esculturas y en los testimonios de observadores como el griego Heródoto, padre de la historia occidental.
Con el tiempo y conforme el imperio fue extendiéndose al conquistar otros pueblos, se fue mezclando la población integrando a todos. Aunque diferenciaron a los pueblos en las grandes familias mencionadas, no eran racistas. Es decir, no había diferencia fenotípica importante entre los “negros y los “egipcios”. Las diferencias eran aparentes en el vestir y en otros rasgos culturales. Los puestos públicos, por ejemplo, los ocupaban personas de muy diversas características fenotípicas y orígenes étnicos.
Egipto basaba su economía en la agricultura y la guerra. Desde el punto de vista espacial, un sector vivía en grandes ciudades y otro en grandes “feudos” donde se cultivaban principalmente granos.
Gracias a la eficiencia del estado, Egipto logró controlar el Río Nilo lo cual le iba a dar un gran desarrollo. Se construyeron canales, diques y lagos artificiales, para utilizar el agua de manera más racional; de ese modo, lograron conservarla en abundancia todo el año, y los canales se aprovecharon para el riego y como medio de transporte. Las cosechas abundaron, permitiendo destinar una buena parte de la población a otras labores que no fueran las agrícolas.
Los habitantes de Kemet se distinguían a sí mismos en relación con otros tres grupos: los africanos subsaharianos, “de pelo rizado” o nahasi; los namu que eran los asiáticos “de tez amarilla” y los tahumu “color blanco”.
Egipto se destacó por sus grandes obras arquitectónicas. Sus arquitectos construyeron por orden del Faraón gigantescos monumentos, templos y pirámides que todavía hoy día impresionan a todos. Por ejemplo, la pirámide de Giza, contiene dos millones de piedras que pesan un promedio de 2500 kilos. La pirámide mide ciento cuarenta y cuatro metros de alto, y doscientos treinta y tres metros de anchura en su base.
Faraón Amenohep IV
También conocido como Akhenatón, fue el primer monoteísta de la historia, ya que postuló la existencia de un solo Dios
También sobresalieron como buenos navegantes, y por sus grandes conocimientos científicos, matemáticos y lingüísticos. Por ejemplo, su calendario dividía el año en 365 días y un cuarto y en tres estaciones de cuatro meses. A su vez los meses contenían tres semanas de diez días y cada día 24 horas.
Ellos inventaron la escritura, conocida como escritura “jeroglífica” y fueron los que utilizaron primero el “papel” al usar rollos de papiro, que es la corteza curada de un árbol. Cultivaron con mucho cuidado la gramática. Desarrollaron la aritmética y sobre todo la geometría, y el sistema de números que utilizamos hoy día con base 10, los números enteros, las fracciones y la raíz cuadrada.
Asímismo, fueron notables sus médicos. Precisamente por su costumbre de embalsamar los cuerpos, llegaron a conocer muy bien el cuerpo humano. Cosían las heridas, fueron los primeros en usar vendas y compresas; hubo excelentes dentistas, cirujanos, veterinarios y llegaron a sofisticarse tanto que incluso tenían tratamientos para la calvicie.
Los avances de la civilización egipcia en el plano científico son realmente extraordinarios y definitivamente influyeron sobre el desarrollo de los griegos. El muy conocido Teorema de Pitágoras, del gran matemático griego, aparece resuelto por los egipcios 700 años antes de Pitágoras. En efecto, es el problema 53 del Papiro del Rhind, reproducido por el reputado antropólogo Cheikh Anta Diop (1991: 247). Que Pitágoras haya tomado su teorema de los egipcios, es un detalle que no tiene nada de extraordinario, si tomamos en cuenta que el filósofo y matemático griego pasó 22 años en Egipto, estudiando la lengua y las ciencias del imperio y fue iniciado por los sacerdotes egipcios.
Igualmente, estudiaron con los sacerdotes del Faraón otros grandes intelectuales griegos, entre los cuales podemos citar a Platón, durante 13 años y a Demócrates, por un período de 5 años (Diop, 1991: 377). De esto no se infiere que la civilización griega fuese una copia de la egipcia, porque no lo es. Lo que se quiere enfatizar es el hecho de que la civilización griega fue influenciada por la egipcia de manera decisoria.
El muy conocido Teorema de Pitágoras fue resuelto por los egipcios antes de que el matemático griego existiera; es el problema 53 del Papiro del Rhind.