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I

ÁFRICA, ESPAÑA Y AFRICANOS EN EL MUNDO PRECOLONIAL
Los “bellos” etíopes

Pero la civilización egipcia vino del sur. Es decir, no que llegase un pueblo del sur a traerles civilización, sino que ellos procedían del sur. Por tal motivo, en la antigua civilización faraónica, los egipcios se volvían hacia el sur en la misma forma en que los musulmanes vuelven a ver hacia La Meca.

Y es que en la región que se conoce como el Cuerno de África, floreció la antigua civilización etíope, con diferentes nombres. En esa zona se ubicaron los imperios de Cush (Cus) Meröe y Aksum (también se escribe Axum). La familia veinticinco de reyes egipcios (dinastía XXV) fue cusita, es decir, eran lo que hoy llamamos etíopes. Conquistaron Egipto 700 años antes de Cristo, y lo gobernaron por más de 70 años, cuando el imperio fue invadido por los asirios, que lograron establecer su dominio debido al uso de armamentos de hierro frente a los de cobre de los etíopes y egipcios.

Por tal motivo, los egipcios reverenciaban sus orígenes en el corazón de África. Incluso hay algunas hipótesis que sostienen que las civilizaciones de la región de Nubia, por ejemplo, preceden a la egipcia, aunque estos datos aún están en discusión (Diop, 1991: 105).

Sabía usted

La civilización egipcia vino del sur, por esto, en la antigua civilización faraónica, los egipcios se volvían hacia el sur en la misma forma en que los musulmanes vuelven a ver hacia La Meca.

El testimonio de los filósofos griegos que estudiaron en Egipto y estuvieron en la región etíope, es muy positivo en cuanto a su apreciación y admiración por los habitantes del norte de África. Heródoto, tuvo gran admiración por este núcleo civilizador. Cuenta en sus Historias que no pudo llegar hasta Meröe, a la cual calificó como una gran ciudad, titulada como la capital del reino. La dinastía gobernante de Egipto, en ese momento de origen persa, tenía un espionaje importante sobre Meröe y con razón ya que, como hemos señalado, los etíopes habían conquistado Egipto.

Heródoto utilizó para armar su relato, dos fuentes: la observación personal, vale decir lo que vio; y, lo que escuchó decir. Describió a los etíopes como los hombres más altos de la tierra, con costumbres muy diferentes del resto de la humanidad y cuenta, entre otras cosas, que la mayoría vivía hasta la edad de ciento veinte años, y algunos todavía más. Comían carne hervida y no tomaban sino leche. Enterraban a sus muertos en féretros de cristal que los deudos guardaban en sus casas por un año, al cabo del cual enterraban al occiso fuera del pueblo. Y remata su relato en términos muy elogiosos: “Etiopía tiene oro en abundancia, elefantes enormes, numerosas especies de árboles salvajes, ébano y hombres de una altura, una belleza y una longevidad excepcionales” (Rebérioux, en Comarmond y Duchet 1972: 153).

Protagonista

Heródoto filósofo griego, conocido como padre de la Historia, admiraba a los habitantes del norte de África.