La presencia negro-africana en España durante el siglo XV, estaba compuesta por una gran variedad étnica, incluía gente negra del centro y sur de África, moriscos, berberiscos y judíos del norte de África. (Fracchia, Carmen. “El esclavo negro-africano en las imágenes españolas de los santos Cosme y Damián”, en Martín Casares y García Barranco, 2010).
La presencia negro-africana en España durante el siglo XV estaba compuesta por una gran variedad étnica, incluía gente negra del centro y sur de África, moriscos, berberiscos y judíos del norte de África.
Los españoles contemporáneos, como regla general, tienen ideas muy vagas o distorsionadas sobre sus lazos históricos con el continente africano. Esta ha sido una práctica mantenida por siglos. Por ejemplo, al referirse a los pueblos que invadieron y gobernaron la mayor parte de España durante siglos, se ha equiparado el término “moro” como sinónimo de “árabe”, de árabe blanco. Este uso de la palabra, invisibiliza la gran diversidad de las coaliciones de los invasores musulmanes. En efecto, se ha colocado un velo sobre la realidad de la presencia negra en la España precolonial.
Es un hecho que España fue invadida en el año 711 por una gran coalición musulmana, formada por africanos y árabes. Interesantemente, el comandante de la invasión era el general Tarik, un militar de Mauritania. Cruzó el Estrecho de Gibraltar, al frente de un ejército de 12 000 hombres, dando comienzo a un dominio que duraría 700 años. Este ejército incluía gente diversa, por ejemplo, pueblos subsaharianos como los almorávidos, antiguos conquistadores de la Ghana antigua. El nombre del Gibraltar deriva del árabe “Hebel Tarik” y significa el Monte de Tarik en honor al líder de esa primera incursión. Otra invasión notable fue la de Ibin Abi Zar, quien se sumó a la conquista de España, con un ejército que incluía 30 000 hombres negros (Cortés López: 9). Hay que señalar eso sí, que la población esclavizada incluía gente blanca, tales como griegos, eslavos, búlgaros, a los que se agregaban los africanos esclavizados por los moros.
El general Tarik, militar de Mauritania, invadió España en el año 711, liderando una gran coalición musulmana, formada por africanos y árabes.
Igualmente se pasa por alto el significado real del nombre que los españoles aplicaron a los invasores. El nombre “moros” deriva de la palabra latina maurus que significa “oscuro” (Jackson in Lane-Poole: 1990: Introduction, s. p.)
Junto a la población esclavizada estaban los ladinos, nombre que deriva de “latino” y que según la primera edición del Diccionario de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española (1611) se define como: los moriscos u otros extranjeros que han aprendido nuestra lengua tan bien, que apenas se distinguen de nosotros (Sebastián Covarrubias, citado por Quirós, R. y Díaz, D., 2007).
Emilio García Gómez, en su artículo "Los Negros en España", señala que en los siglos XVI y XVII había en España “un elevado número de negros empleados como siervos, aunque legalmente no eran esclavos, para desempeñar los oficios más bajos”. Esta población era considerada “ladina”, o sea, una persona negra cristianizada e integrada a la sociedad española. Había personas de origen africano libertos como también gente esclavizada. De modo que está dotado de realismo el poema del dominicano Blas Jiménez, en donde se lee “desde Sevilla y Aragón, la madre del negro pegada al fogón”.
En 1611, la palabra latino, en la primera edición del Diccionario de Covarrubias, se define como los moriscos u otros extranjeros que han aprendido nuestra lengua tan bien, que apenas se distinguen de nosotros.
En la iconografía española, es famoso el caso de Juan de Pareja, esclavo del pintor Diego de Velázquez, a quien inmortalizó sobre el lienzo (1650), y a quien se vio obligado a conceder la libertad por intervención del rey Felipe IV. Juan de Pareja no solo fue ayudante de Velázquez, sino que pintó sus propios cuadros.
García Gómez, además, cita las numerosas apariciones de negros en la literatura española, incluye varios clásicos. Menciona textos como El Valiente Negro en Flandes, (1614), escrito por Andrés de Claramonte, contemporáneo de Lope de Vega. La obra trata de un esclavo negro que logra su libertad, fue ascendido a coronel del ejército y que se casa con su ama blanca, a petición de ella. El articulista hace una observación aguda e interesante, y es que el protagonista negro logró convertirse en oficial de los Tercios.
Otras obras mencionadas, por el mismo autor, son el Lazarillo de Tormes cuyo protagonista dice que su padrastro era negro; El Entremés de los Negros, de Simón Aguado (1602), en que aparece el jefe de una cuadrilla de negros, quejándose porque uno de sus esclavizados andaba como loco tras una mujer negra esclavizada por su vecino y El Coloquio de los Perros, de Miguel de Cervantes (1613), en el cual se relata un conflicto que involucra a personas negras (http://www.etnografo.com).
En la novela española anónima La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, más conocida como Lazarillo de Tormes, el protagonista cuenta que su padrastro era negro.