La retroalimentación es una etapa esencial en el ciclo de la inteligencia, cuyo objetivo es promover la mejora continua en todas las operaciones realizadas. A menudo considerada una fase reciente en algunas agencias, esta etapa se lleva a cabo después de que las operaciones han finalizado, los informes de inteligencia han sido entregados, y se evalúan las percepciones sobre la calidad de los productos generados, las dificultades encontradas durante la ejecución de los objetivos y los resultados obtenidos.
La retroalimentación debe ser un proceso constante, participativo y organizado mediante métodos que garanticen su validez. Más allá de centrarse únicamente en mediciones cuantitativas, esta fase se enfoca en evaluar el impacto real de las acciones, lo que puede generar un análisis crítico sobre las buenas prácticas, áreas de mejora y la efectividad de la comunicación entre todos los involucrados en el ciclo de inteligencia. Es fundamental que las agencias de inteligencia actúen no solo con base en la cantidad de logros obtenidos, sino también en la calidad y la relevancia de los resultados alcanzados.
Como hemos mencionado a lo largo de esta unidad, existe una estrecha relación entre las actividades realizadas en el ámbito de la inteligencia y los efectos que estas generan, tanto a nivel interno, para la toma de decisiones, como a nivel externo, para garantizar la seguridad pública. La retroalimentación, por lo tanto, no solo se refiere a la evaluación de los resultados obtenidos, sino que también debe servir para ajustar las estrategias de manera prospectiva, para anticiparse a posibles riesgos y mejorar la efectividad de futuras operaciones.
Un ejemplo claro de la importancia de la retroalimentación puede observarse en el análisis de las cifras obtenidas en una operación. Supongamos que una agencia de inteligencia desarticula 120 organizaciones criminales y captura a 370 personas vinculadas al tráfico de drogas en un año. A pesar de que estos números muestran un incremento respecto al año anterior, donde solo se desarticularon 100 organizaciones y se detuvieron 250 personas, es fundamental profundizar en el análisis de los resultados obtenidos. La retroalimentación debe señalar que, a pesar del aumento cuantitativo, un alto porcentaje de las organizaciones y personas detenidas quedaron en libertad debido a fallos judiciales o problemas en la recolección de evidencias. Además, el análisis de redes muestra que muchas de las personas detenidas no formaban parte de los actores clave dentro de las organizaciones criminales, lo que limita el impacto real de las operaciones.
Esto resalta la importancia de la retroalimentación como un mecanismo para revisar no solo los logros, sino también la calidad de las operaciones y la efectividad de los análisis realizados previamente. En este sentido, la retroalimentación debe servir para mejorar los procesos internos de recolección de inteligencia, fortalecer la colaboración con las autoridades judiciales, y enfocar las operaciones en los nodos clave que realmente afecten la estructura de las organizaciones criminales. Así, aunque el incremento en las cifras de detenciones y desarticulación sea significativo, la retroalimentación debe reflexionar sobre cómo estas operaciones pueden ajustarse para obtener resultados más efectivos a largo plazo.
Como resalta OSCE (2017), "se debe organizar una reunión de seguimiento donde se discutan el producto de inteligencia, la retroalimentación, la cooperación y las decisiones, acciones u operaciones subsecuentes. Estos arreglos no solo aumentan la calidad de la tarea en cuestión, sino que también son necesarios para el desarrollo profesional".
La retroalimentación también debe ser un catalizador para el trabajo basado en evidencia. Las decisiones operativas y estratégicas deben estar fundamentadas en datos sólidos y en un análisis crítico de los resultados. Esto no solo permite a las agencias de inteligencia ajustar sus estrategias de manera más eficaz, sino que también les da la capacidad de anticiparse a los cambios, fortaleciendo su habilidad para impactar de manera positiva en la seguridad pública.
En conclusión, la retroalimentación es una etapa fundamental que, cuando se lleva a cabo correctamente, permite a las agencias de inteligencia evaluar la efectividad de sus operaciones, identificar áreas de mejora y garantizar una respuesta continua y eficiente frente a las amenazas en constante evolución. No solo se enfoca en los resultados obtenidos, sino que también orienta la toma de decisiones futuras, asegurando que las estrategias estén basadas en evidencia, sean dinámicas y se ajusten a los desafíos emergentes.