Epistemología de la educación a distancia
4.2 El socioconstructivismo y el aprendizaje colaborativo

En principio, el Socioconstructivismo tiene una visión constructivista. Es decir, pone el acento sobre el hecho de que cada individuo construye sus representaciones del mundo: “Cada uno ve el mundo a su manera”. Mi “mundo” no es nunca exactamente al de mi vecino. No hay dos personas para quienes las palabras “azul” o “velocidad” desencadenen exactamente la misma reacción. Cada uno tiene, pues, sus maneras únicas de sentir y de conocer… Se trata de saber y reconocer que nuestra visión depende del lugar desde dónde miramos: es propia de cada individuo, incompleta, parcial y está relacionada con lo que nos da sentido (nuestras creencias, nuestros presupuestos, nuestros proyectos, nuestras heridas psicológicas, nuestro medio social, etc.) (Fourez, 2008, p.17).

El Socioconstructivismo sitúa al sujeto en el centro de la visión, porque reconoce que los conocimientos están hechos por y para los humanos. De este modo, cuando diseñamos espacios de aprendizaje, primero debemos reflexionar acerca del lugar que ocupa la persona aprendiente en la experiencia de aprendizaje, su papel y su motivación, la manera cómo se acercará a los objetos de aprendizaje, qué debe darse para promover una participación activa y otros principios fundamentales que requiere esta modalidad.

Esta visión pedagógica concede importancia a las interacciones sociales, que condicionan cómo se construyen los conocimientos individuales sobre el mundo. De este modo, reconocemos que se aprende en grupo y en sociedad. Es decir, resulta una visión histórico-social que considera cómo, bajo la presión de ciertos factores (económicos, sociales, políticos y culturales), las sociedades se desarrollan y evolucionan (Fourez, 2008, p.17).

Esto nos llevaría a una segunda reflexión relacionada con el lugar que ocupan los otros en el aprendizaje de estos sistemas de conocimientos establecidos o estandarizados y, sobre todo, el papel que juegan las estrategias didácticas en los encuentros entre participantes para que, a partir de la colaboración, se genere un aprendizaje significativo.

Uno de los aportes de las tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito educativo ha sido co-construcción del aprendizaje, mediante la interacción permanente entre iguales y con la persona facilitadora. Esa interacción se puede generar de manera espontánea porque el medio por sí mismo invita a compartir. Sin embargo, cuando se propone una dinámica colaborativa, se busca promover el intercambio, compartir experiencias y saberes, fortalecer habilidades indispensables en todo profesional actual, como: la comunicación asertiva, el trabajo en equipo, el compromiso, entre otras.

Construir una dinámica de colaboración en equipo, requiere de un trabajo reflexivo y concienzudo de parte de nosotros, pues se trata de una propuesta que supera, por mucho, el simple trabajo en grupo. Por esta razón, veremos ahora algunos fundamentos importantes, para orientar nuestras estrategias didácticas hacia el trabajo colaborativo.

El aprendizaje colaborativo se desarrolla a través de un proceso gradual, en el que cada uno de sus miembros se siente mutuamente comprometido con el aprendizaje de los demás, lo cual genera una interdependencia positiva que no implica competencia. De hecho, esta propuesta es lo opuesto a competencia. Es una “…estrategia metodológica que se desarrolla mediante la interacción de cada estudiante con sus pares, en la que se dispone una serie de actividades para el logro de metas comunes… para la construcción del conocimiento. Posee interdependencia positiva, exigibilidad personal, interacción positiva cara a cara, el desarrollo de habilidades sociales, y la autorreflexión del grupo…” (UNED, s.f., p. 20).

Entonces, se puede afirmar que el fundamento teórico del aprendizaje colaborativo parte, básicamente, de dos propuestas:

  • El aprendizaje socioconstructivista de Vigotsky, indica que los conocimientos se construyen con base en las interacciones sociales y en la experiencia. Es decir, el saber es filtrado e influido por la cultura, el lenguaje, las creencias, las interacciones con los demás, la enseñanza directa y el modelamiento.

  • El cognitivismo de Piaget, señala que los conocimientos se construyen al transformar, organizar y reorganizar tanto los saberes previos como las estructuras mentales, por medio de la exploración y el descubrimiento (Woolfolk, 2010).

Para nuestros efectos, nos concentraremos más en el postulado de Vigotsky. Porque este considera que el aprender es un proceso eminentemente social, donde el lenguaje y la comunicación permiten construir las condiciones favorables que se requieren para significar una nueva información, así como para explorar las posibilidades de aplicación en la vida diaria.

O sea, se construye a partir de lo que la persona conoce y sabe hacer, la nueva información o el nuevo procedimiento y la mediación (preguntas, orientaciones y apoyos), que le proporciona el docente o un igual.

Aquí, el trabajo colaborativo juega un papel muy importante, pues favorece el aprendizaje de las personas, ya que demanda una comunicación constante con “el otro”, lo cual desarrolla la habilidad de negociación, argumentación, escucha y asertividad propia de todo proceso constructivo. Además, potencia el acercamiento a la ZDP: distancia entre el nivel de desarrollo efectivo del aprendiente (aquello que es capaz de hacer por sí solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello que sería capaz de hacer con la ayuda de otra persona o de algún compañero colaborador) (Woolfolk, 2010).

En este sentido, Galindo et al. (2012) exponen que esta teoría recalca las relaciones sociales en los procesos de aprendizaje, y argumenta que la construcción del conocimiento es un acto individual y, a la vez, social. Así, construimos el conocimiento individualmente y, al mismo tiempo, unos con otros; la ayuda que proporcionan los otros, por ejemplo, docentes, pares, hermanos, hermanas, otros familiares, amistades, incluso la televisión, la prensa e internet, es esencial para el aprendizaje al actuar en la zona de desarrollo próximo.

Por su parte, Piaget concibe el aprendizaje como un proceso subjetivo, que conlleva la modificación de las estructuras mentales (creencias, valores, conocimientos). Se da a partir de tres elementos: la maduración biológica, programada genéticamente; la actividad, la capacidad de actuar y aprender sobre el ambiente al adquirir maduración física; y, la transmisión social (el aprendizaje con los demás), sin la cual se tendrían que reinventar los conocimientos que ya se poseen en el aspecto cultural (Galindo, et al., 2012).

De esta manera, el aprendizaje colaborativo parece promover la transformación de las estructuras cognitivas, a partir de sus conocimientos previos mediante una dinámica social de comunicación, donde lo individual y lo social se involucran en un proceso recursivo y creativo.

Para seguir reflexionando hagamos clic en el siguiente título:

Basados en lo que hemos leído, podemos deducir que una mediación pedagógica que promueva el aprendizaje colaborativo, contemplaría diversas características, con el fin de facilitar un óptimo trabajo en equipo y, por supuesto, un papel activo de las personas participantes. Veamos así, algunas características fundamentales que deben estar presentes para este aprendizaje:

Características fundamentales del aprendizaje colaborativo

Para reflexionar:
  • ¿Cuáles características del aprendizaje colaborativo se encuentran presentes en los grupos con los que trabajo?

  • ¿De qué manera se reflejan?

  • ¿Qué actividades podrían promover estas características en la educación a distancia o virtual?

Ahora, sabemos que, como mediadores, podemos aprovechar tanto las habilidades como las posibilidades de las personas que conforman los grupos, para generar un aprendizaje conjunto. Una propuesta de trabajo colaborativo efectivo va a depender de muchos factores, que debemos tomar en cuenta al momento de proponer los materiales, diseñar las actividades y evaluar los aprendizajes en construcción. Por esto, anotamos algunos aspectos que debemos valorar para tal efecto (Iglesias, García y Pedrero, 2014):

  • En un primer momento, generar actividades que ayuden a conocer las capacidades, debilidades y posibilidades de las personas del equipo. Esto servirá en la asignación de funciones.

  • Establecer metas conjuntamente con los equipos, de tal manera que no se sientan obligados, sino con motivación para trabajar en el proyecto, desde las posibilidades de cada persona y según sus propios compromisos.

  • Elaborar un plan de acción conjunto. Se deben anticipar los posibles obstáculos, tener claridad de las rutas de trabajo factibles, de qué se trata la actividad, en qué espacios se realizarán las actividades, en qué tiempos y demás información relevante.

  • Coordinar el seguimiento del trabajo, tanto individual como grupal, para que las personas se sientan acompañadas. Para esto, debemos provocar la reflexión sobre el propio trabajo y sobre los aprendizajes (metacognición).

  • Establecer reglas para cuidar las relaciones sociales de los equipos, de tal forma que se reconozca la responsabilidad, el compromiso y el papel fundamental de cada uno de los miembros, dentro de las actividades planteadas.

  • Abrir espacios adecuados para la discusión, durante las actividades y al finalizar el proyecto, lo cual asegura la marcha hacia la consecución de las metas. Estos espacios pueden darse en diferentes equipos, con distintos participantes, con la persona mediadora o sin ella.

  • Proponer estrategias de aprendizaje que permitan el aprendizaje colaborativo, más que la competencia o la división de tareas separadamente, pues el todo es más que la suma de la partes.

En el siguiente video se expone la importancia de la planificación en los equipos de trabajo.

Para reflexionar:
  • ¿Qué le pareció el video?

  • ¿Encuentra otras situaciones, en la vida cotidiana, donde se requiera trabajar en equipo?

  • ¿Qué actividad implementaría, en un curso de virtual, para desarrollar un aprendizaje colaborativo?

La propuesta pedagógica del socioconstructivismo, primero que todo, considera que el comportamiento del aprendiente está arraigado en la interacción social, ya que en el proceso de desarrollo la sociabilidad desempeña un papel formador y constructor. Así, los seres humanos tenemos la capacidad de combinar y de crear algo nuevo durante toda nuestra vida.

El conocimiento, además de formarse a partir de las relaciones de interdependencia, es producto del entorno social. Los nuevos conocimientos se configuran a partir de los propios esquemas, que la persona genera en su realidad y de su comparación con los de otros individuos que la rodean. Para ampliar en el tema, sugerimos acceder al artículo “Aprendizaje colaborativo en ambientes virtuales y sus bases socioconstructivistas como vía para el aprendizaje significativo