El constructivismo es un término general utilizado en filosofía, planeación educativa, psicología, docencia y otros campos y disciplinas. Ha sido definido por vastas áreas de la psicología, la epistemología y la educación contemporáneas. Esta teoría se ha fundamentado en las investigaciones de Piaget, Vygotsky, los psicólogos de la Gestalt, Bartlett, Bruner y Rogoff, así como en la filosofía de John Dewey y el trabajo de Jean Lave en antropología, por mencionar solo algunas de sus raíces intelectuales (Woolfolk, 2010).
Como sabemos, no existe una sola teoría constructivista del aprendizaje, pero sí podemos decir que todas coinciden en dos ideas centrales: a) las personas aprendientes son individuos activos, en la construcción de su propio conocimiento; y, b) las interacciones sociales son importantes, en este proceso de construcción del conocimiento.
Dadas estas dos características, será valioso que las experiencias que mediemos den importancia al papel que desempeñan las personas aprendientes en la construcción de sus conocimientos, ya que construyen sus creencias, a partir de las experiencias que conforman lo que cada uno llega a “saber” acerca del mundo.
Supuestos y experiencias diferentes conducen a conocimientos diferentes. Si las personas están conscientes de las influencias que moldean su pensamiento, tendrán mayor capacidad de elegir, desarrollar y defender posturas, de manera autocrítica, mientras respetan las posturas de los demás (Woolfolk, 2010).
A pesar de que existen varias interpretaciones de lo que significa la teoría constructivista, la mayoría coincide en que implica un cambio significativo en el enfoque de la enseñanza, porque coloca los esfuerzos por comprender, en el centro de la tarea educativa.
La posesión del aprendizaje, por parte quien aprende, no significa que la personas mediadora abandone la responsabilidad de la instrucción, sino que canalice sus acciones para que la persona aprendiente accione las experiencias, que conllevarán a la construcción de un andamiaje que posibilite la construcción de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores. Las actividades presentadas en los siguientes carruseles, por ejemplo, fomentan un aprendizaje significativo en los espacios de aprendizaje (Windschitl, 2002, citado por Woolfolk, 2010):
Provocan ideas y experiencias en relación con temas fundamentales y, luego, organizan situaciones de aprendizaje que ayudan a elaborar o a reestructurar conocimientos.
Ofrecen una variedad de recursos de información, así como las herramientas (tecnológicas y conceptuales) necesarias para mediar el aprendizaje.
Muestran, de manera explícita, sus propios procesos de pensamiento y animan a realizar el mismo tipo de diálogo reflexivo, escritura, dibujos u otras representaciones.
Piden a las personas aprendientes que apliquen sus conocimientos en contextos diversos y auténticos, que expliquen sus ideas, interpreten textos, pronostiquen fenómenos y construyan argumentos basados en evidencias; en lugar de enfocarse, únicamente, en la adquisición de “respuestas correctas” predeterminadas.
En conjunto con las condiciones descritas antes, fomentan el pensamiento reflexivo y autónomo de quienes aprenden.
Utilizan diversas estrategias de evaluación para entender la evolución de las ideas de las personas aprendientes y para dar retroalimentación acerca de los procesos, así como acerca de los productos de su pensamiento.
Tienen oportunidades frecuentes de participar en actividades complejas y significativas, basadas en problemas.
Trabajan en colaboración y reciben apoyo, para participar en diálogos orientados a las tareas.
Reflexionan acerca de su forma de aprender y se autorregulan para alcanzar los objetivos planteados.
Integran la información y los nuevos conocimientos encontrándoles un sentido personal, lo que requiere de un esfuerzo de análisis y criticidad, para establecerlas relaciones con los conocimientos previos y la aplicación en la vida cotidiana.
Se comprometen con las tareas, de manera que las mismas se convierten en formas para resolver problemas, más que en ejercicios para obtener una nota.
Profundizan en otras fuentes, experiencias y situaciones; debido al interés que provoca la estrategia formulada.
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Fuente: adaptado de Woolfolk (2010). Psicología Educativa. México: Pearson Educación.
¿Es posible integrar las actividades que promueven el aprendizaje significativo, dentro de las asignaturas en modalidad virtual? ¿Cómo?
¿Qué dificultades podría encontrar en la aplicación de estas actividades en la educación a distancia?
Para seguir reflexionando hagamos clic en el siguiente título:
Al seguir los planteamientos de Woolfolk (2010), sabemos que una de las implicaciones de la teoría del desarrollo cognoscitivo de Vygotsky es que, para que el estudiante logre un entendimiento profundo, es necesario que enfrente problemas ubicados dentro de su ZDP y, para trabajar dentro de esa zona requiere del andamiaje necesario.
El andamiaje es un concepto poderoso en el aprendizaje. En este andamiaje, profesores y estudiantes creamos conexiones significativas entre el conocimiento cultural, el contexto, los conocimientos previos, porque interesa rescatar la experiencia cotidiana.
El reto está en disponer de los espacios precisos para crear dichas conexiones, que si bien son más tácitas en los encuentros presenciales, pues las personas se encuentran “cara a cara”, cuando hablamos de educación virtual deben planearse cuidadosamente, de manera que no nos quedemos en un proceso meramente instruccional, individualista y carente de encuentros y discusiones con el otro.
Ahora, nos detendremos a considerar tres estrategias específicas que colocan a la persona aprendiente en el centro: el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje por indagación y los tutelajes cognoscitivos. Cada uno se comenta en la tabla 1:
Tabla 1. Estrategias constructivistas para el aprendizaje significativo
Aprendizaje basado en problemas
Se confronta a la persona aprendiente con un problema real que activa su indagación, al colaborar para encontrar soluciones. Así, identifican y analizan el problema basados en los hechos de la situación y, luego, empiezan a generar hipótesis sobre posibles soluciones. Mientras plantean hipótesis, identifican la información faltante: ¿qué necesitan saber para poner a prueba sus soluciones? Esto conduce a la fase de investigación. Después, aplican sus nuevos conocimientos, evalúan sus soluciones al problema, vuelven a investigar si es necesario. Finalmente, reflexionan acerca del conocimiento y de las habilidades que han adquirido. Tanto su pensamiento como la resolución del problema reciben andamiaje de quien media, de guías, de auxiliares o de estudiantes en grupos de colaboración.
Aprendizaje por indagación
Se presenta un hecho, una pregunta o un problema desconcertante. En el grupo se formulan hipótesis para explicar el hecho o resolver el problema; reúnen datos para probar las hipótesis; obtienen conclusiones; y, reflexionan, primero, sobre el problema original, después, sobre los procesos de pensamiento necesarios para resolverlo. Otro posible ciclo es evaluar las explicaciones antes de informar, hacer predicciones y, luego, verificarlas. Al final, se explican las situaciones nuevas.
Tutelajes cognoscitivos
Una persona aprendiz menos experimentada adquiere conocimientos y habilidades, guiada por una experta:
Estudiantes observan a una persona experta modelar la ejecución, por lo general, a quien media el aprendizaje.
Obtienen apoyo externo mediante el entrenamiento o la tutoría (sugerencias, retroalimentación, modelos y recordatorios).
Reciben andamiaje conceptual, que se desvanece de manera gradual, conforme se vuelven más competentes y hábiles.
Expresan sus conocimientos de forma continua, comunican con sus propios términos su entendimiento de los procesos y el contenido que están aprendiendo.
Reflexionan acerca de su progreso, comparan su resolución de problemas con el desempeño de una persona experta y con sus propias ejecuciones anteriores.
Se requiere que las personas exploren nuevas maneras de aplicar lo que están aprendiendo, que no se han practicado al lado de la experta.
Conforme se aprende, se puede desafiar a dominar conceptos y habilidades más complejos y a ejecutarlos en diversos ambientes.
Fuente: adaptado de Woolfolk (2010) Psicología Educativa. México: Pearson Educación.
A partir de las tres estrategias planteadas:
¿Cuáles son sus fortalezas y sus limitaciones?
¿Cómo puedo aprovechar estas estrategias en los espacios de aprendizaje que medio?
¿Qué papel desempeñaría la persona mediadora o experta?
Efectivamente, después de echar un vistazo a algunos conceptos y estrategias podríamos concluir que el aprendizaje significativo se da cuando la persona favorecida por la mediación (interacción), a partir de sus conocimientos previos, reorganiza sus saberes con nuevas dimensiones y estructuras. Esto le permite realimentarse de otras realidades; describir los procesos y principios explicativos que afectan tales realidades; mejorar su capacidad de organización comprensiva (aprender a aprender), en relación con otras experiencias de aprendizaje.
Así, la resolución de los problemas contextuales se convertirían en las tareas de aprendizaje significativo más importantes en el desarrollo adulto, lo cual obligaría a las personas, quienes mediamos estos procesos, a repensar las estrategias, en función de mejorar las ecologías cognitivas (implican formas de conocer y ambientación o climas propicios para vivencias del estar aprendiendo de nuestros aprendientes) (Obando y Salas, 2015).
Para ampliar el tema le invitamos a leer el artículo titulado “Aprender y enseñar en entornos virtuales: actividad conjunta, ayuda pedagógica y construcción del conocimiento”. Este artículo le permitirá profundizar diferentes procesos, así como explorar algunas de las implicaciones de esta perspectiva, tanto para el diseño como para la evaluación de entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje.
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