Tarjeta de transcripción de pasajes bíblicos utilizada en el método de aprendizaje de taquigrafía de Isaac Pitman. Imagen: Wikimedia Commons
Si bien los esfuerzos por comunicarse a la distancia datan desde principios de la humanidad y del desarrollo de las civilizaciones, la mayoría de los teóricos señalan el año 1833 como el inicio formal de la educación a distancia basada en la comunicación epistolar, debido al anuncio publicado en un diario sueco, en el cual se promocionaba “la oportunidad de estudiar Composición a través del correo” (Simonson et al., 2006, p. 36). Con la creación del sistema de envío de cartas en Inglaterra, con un precio estandarizado (penny post), Isacc Pitman pudo concretar su idea de ofrecer clases de taquigrafía, a través del envío y retorno de tarjetas, en las cuales los estudiantes debían transcribir pasajes bíblicos. De manera paralela, en Alemania, el estudio por correspondencia fue implementado cuando, Charles Toussaint y Gustav Langenscheidt, ofrecieron cursos de lengua extranjera. (Simonson et al., 2006).
Es lógico pensar que las primeras formas de comunicación en estos sistemas de educación a distancia fueron rudimentarias y simples. Algunas de ellas, como lo indica García (2001), totalmente escritas a mano, usaban los sistemas de correo, que se caracterizaban por ser lentos. García, también señala que, metodológicamente, los materiales no contenían criterios didácticos en su producción y, muchas veces, reflejaban la reproducción de una clase presencial.
Pese a estas limitaciones, la historia contiene cientos de experiencias que, poco a poco, fueron marcando las pautas de lo que hoy es la educación a distancia y demuestra que, esta modalidad educativa, llena las necesidades de miles de personas alrededor del mundo. En 1873, se reflejaron dos ejemplos claros, en los Estados Unidos, con la creación de la Sociedad para el Fomento del Estudio en el Hogar, que llegó a tener más de 10000 estudiantes en 24 años y la Internacional Correspondence Schools, cuya matrícula creció exponencialmente en las dos primeras décadas del siglo veinte, pasó de 225 000, en el año 1900, a 2 millones, en el año 1920 (Simonson et al., 2006). La fotografía, fechada en 1905, muestra el otorgamiento de una beca a Thomas L. Hickey para estudiar dibujo arquitectónico en la Internacional Correspondence Schools.
Beca otorogada a Thomas L. Hickey para estudiar dibujo arquitectónico en la International Correspondence Schools. Fuente: Tom and Kate Hickey Family History
El estudio por correspondencia continuó expandiéndose, a través de instituciones formales, como: Sherry’s Collage y University Correspondence Collage, en Gran Bretaña; la Universidad de Chicago, la Universidad de Nebraska-Lincoln y la Universidad Estatal de Pensilvania (actualmente Penn State), en Estado Unidos. Esta última, se caracterizó por la rigurosidad en el otorgamiento de los créditos, que se ganaban en los cursos por correspondencia (Pittman, 2003).
En estas ofertas por correspondencia, se identifican dos filosofías de la educación a distancia: algunas fueron completamente liberales, lo que permitía al estudiante el avance de los procesos, según sus necesidades y disposición; otras fueron rígidas, ofrecían un calendario semanal de lecciones que, por lo general, eran acreditadas.
La UNED ha procurado estar al día con las tecnologías y desde muy temprano incorporó alementos de audio en sus materiales educativos. Foto: Archivo UNED
La invención de la radio y la televisión, así como su uso masivo en los hogares, provoca una expansión de la educación a distancia. Poco a poco, se fueron incorporando las cintas de audio, los programas de televisión y el uso de laboratorios en la oferta de cursos y asignaturas. Pittman (2003) apunta que, el entusiasmo generado por el uso de estos primeros dispositivos electrónicos provocó que se realizaran combinaciones con el estudio por correspondencia.
Uno de los ejemplos de programas a distancia, que fueron creados a principios del siglo XX, es Moody Bible Institute, con sede en Chicago, Illinois. Pese a que su creación data de 1901, este programa aún está vigente y se le considera pionero en el modelo (Pittman, 2003).
Simonson y sus colegas (2006) señalan que, en 1920, en los Estado Unidos ya habían sido creadas, al menos, 172 estaciones de radio. A principios de la década de 1930, Iowa University, Purdue University y Kansas State College creaban programas educativos, a través de la televisión. Sin embargo, es hasta las décadas de 1950 y 1960, que se comienzan a perfilar los primeros lineamientos para producir televisión, con un formato que se adaptara a la modalidad de educación a distancia (Pittman, 2003).
El potencial del video como herramienta educativa ha sido valorado y desarrollado desde hace muchos años en la UNED. Foto: Archivo UNED
El desarrollo de la tecnología satelital y de la fibra óptica, cada uno en su tiempo, provocan una nueva revolución en el uso de los dispositivos electrónicos, ya que ambas tecnologías contribuyen a la expansión de la oferta académica a distancia y a consolidar el modelo. Ejemplos de experiencias, las encontramos en el proyecto Appalachian Education Satellite (1974-1975), que usó la comunicación satelital para la formación de maestros en 15 zonas remotas de los Apalaches. Pese a las críticas por la pobre planificación del proyecto, se demostró la factibilidad del uso de este tipo de tecnologías para poder acceder a las poblaciones más alejadas y entregar ofertas académicas acordes con sus necesidades. Por otra parte, Simonson et al. (2006), consignan que, el primer estado en operar un sistema satelital para llegar a más de 100 villas alejas, fue Alaska cuyo proyecto se denominó Learn/Alaska.
En la década de los años 70, en América se comienzan a fundar universidades que hacen uso del potencial de los medios, tal es el caso de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica (1977); de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela; y, Athabasca University en Alberta, Canadá (García, 2001).
En el caso específico de la UNED, desde su fundación en 1997 se da inicio a una profunda reflexión sobre la manera de llegar al estudiante dondequiera que esté. En nuestro caso, según nos indica Celedonio Ramírez (2006), el año de su fundación la Junta Universitaria toma la decisión histórica de la producción interna de libros, llamados Unidades Didácticas. Tal como lo señala Ramírez, en ese momento no se consideraron “indispensables” las tutorías, los audiovisuales y otros recursos que podían apoyar la oferta académica. Sin embargo, para 1980, el “paquete instructivo” contenía no solo las unidades didácticas, libros como medio maestro, sino también otros “medios auxiliares” (como el audiovisual y las grabaciones de radios) que se consideraron indispensables para generar procesos más eficaces. (Ramírez, 2006).
Con la integración de la fibra óptica en los sistemas de comunicación, se origina un salto cualitativo, en la calidad de la transmisión tanto del audio como del video, sobre todo. En los Estados Unidos, Iowa fue uno de los primeros estados en instalar la fibra óptica, Iowa Communications Network (ICN) fue el organismo que, en principio, proveyó comunicación de doble vía a más de 600 salones de clase (Simonson et al., 2006).
A mediados de los años 80, la computadora comienza a insertarse en el trabajo diario. Simonson y sus colegas (2006) señalan que, en esta época, ya era posible identificar cursos acreditados y no acreditados, a través de las redes computacionales. Las experiencias no se hacen esperar, se comienzan a sistematizar cursos y dentro de ellos actividades, discusiones y asignaciones en línea. También, los sistemas de videoconferencia comienzan a impactar el enfoque en los diseños de las ofertas a distancia. Los conceptos de interacción y colaboración surgen como grandes hitos de la educación a distancia, en concordancia con las posibilidades de comunicación, tanto sincrónica como asincrónica, que proveen las nuevas tecnologías derivadas de la introducción de sistemas computacionales.
En Europa son ejemplos de este tipo de oferta académica: The British Open University, en Inglaterra; Fern Universität, en Alemania; Universitat Oberta de Catalunya, en España; y, University of Twente, en los Países Bajos. En los Estados Unidos, lideran la lista: American Open University, Nova Southeastern University y University of Phoenix (Simonson et al., 2006, p.39).
En Costa Rica, la UNED avanza en la integración de nuevas tecnologías, ya para finales del siglo XX, la UNED incursionaba con fuerza en el uso otros medios, más allá de la unidad didáctica y de los programas de radio y televisión, tal es el caso del uso de sistemas de administración del aprendizaje (Learning Management System, LMS), de la videoconferencia y de la producción de multimedios (Salas, 2014).
Revise la línea del tiempo del Moody Bible Institute en la página web e identifique tres cambios en el uso de la tecnología, que han realizado a través de su historia.
Con el fin de ampliar estos conceptos, lea el siguiente artículo:
García. L. (1999). Historia de la educación a distancia. RIED. Revista Iboeroamericana de Educación a Distancia, 2 (1), pp. 8-27.
En el artículo de García (1999) que usted acaba de leer, podrá notar que la historia de la educación a distancia, también ha sido registrada a partir de generaciones. El autor propone tres generaciones: la enseñanza por correspondencia, la enseñanza multimedia y la enseñanza telemática.
Sin embargo , García no es el único teórico que ha hecho estas divisiones generacionales. En 1985, Garrison hace su propuesta, también de tres generaciones de la innovación tecnológica: el estudio por correspondencia, el uso de los sistemas de telecomunicación y el uso de computadoras.
En 1997, Sherron y Boettcher, adaptan la propuesta realizada anteriormente por Bates y describen cuatro generaciones. Quizá, el rasgo más distintivo de su propuesta es la asociación de los autores con cinco características: 1) los medios y la tecnología, 2) las características de comunicación, 3) las características y metas de los estudiantes, 4) la filosofía educativa y el diseño curricular, y 5) la infraestructura.
Por último, las generaciones de Taylor son las que más análisis y discusión originan, sobre todo porque propone la quinta generación de educación a distancia. Esta es una generación que se basa en la inteligencia artificial, el uso exhaustivo de las posibilidades de internet y el desarrollo de sistemas inteligentes (Taylor 2001).
Puede revisar aún más sobre estas generaciones, en las siguientes referencias:
Garrison, G. R. (1985). Three Generations of Technological Innovation in Distance Education. Distance Education, 6(2), 235-241.
Sherron, G. y Boettcher, J. (1997). Distance Learning: The shift to interactivity. CAUSE Professional Paper Series, #17.
Taylor, J. (1995). Distance Education Technologies: The Fourth Generation. Australian Journal of Educational Technology. 11(2), 1-7.
Taylor, J. (June, 2001). Fifth Generation Distance Education. Department of Education, Training and Youth Affairs. Higher Education Division. Report N.º 40.