Es el encargado de velar por la formación integral de los estudiantes, aquella persona que, por su experiencia con la familia y la comunidad, puede complementar los recursos necesarios para la estimulación del lenguaje de los alumnos. Leiva (2013: 28) agrega que el docente “tiene la función de conocer el desarrollo normal del lenguaje y de sus componentes así como el estado y funcionalidad de los órganos bucofonadores, que intervienen en el habla”, para lograr detectar las dificultades del lenguaje que requieren estimulación.

Por las razones anteriores, los profesionales que laboran con estudiantes en edades tempranas deben considerar las siguientes recomendaciones:

• Conocer al niño con anterioridad; haber cultivado una relación para que el estudiante reconozca en la persona valores y virtudes, tales como: tolerancia, orden, paciencia y responsabilidad. Gracias a esta relación previa con el docente, que tomará la muestra del lenguaje, el infante lo reconocerá como una persona confiable y digna de su amistad, situación que propiciará la mutua cordialidad y el afecto.
• Considerar las características propias del estudiante: la edad de desarrollo del lenguaje, para verificar los fonemas que debe adquirir según la edad cronológica del niño; los intereses y los regionalismos propios de su cultura, que lo distinguen como un individuo singular y único.
• Utilizar un lenguaje claro y sencillo para que el alumno se sienta seguro y cómodo. Además, realizar algunas actividades “rompe hielo” como: narración de una anécdota, iniciar algún tipo de conversación, ver las láminas de un libro, etc. Estas actividades favorecen la comunicación con el estudiante; asimismo, lo ayudan a percatarse de que sus aportes son verdaderamente importantes. - Organizar el contexto en el que se ha de desarrollar el niño, para favorecer el lenguaje.
• Promover espacios que faciliten la interacción del profesor con el infante y de estos con los recursos materiales presentes.
• Fomentar el logro de aprendizajes significativos.
• Promover la búsqueda de nuevos conocimientos: curiosidad intelectual, originalidad, pensamiento crítico.
• Potenciar el sentimiento de capacidad: autoimagen, interés por alcanzar nuevas metas.
• Enseñar al estudiante qué hacer, cómo, cuándo y por qué; todo esto dentro del contexto comunicativo.
• Compartir experiencias de aprendizaje con el estudiante, como la discusión reflexiva.
• Intervenir con empatía, en la comunicación con el niño.- Atender las diferencias individuales del estudiante.
• Conocer la condición de salud, es preferible que el estudiante no esté enfermo cuando se tome la muestra de lenguaje. También, debe considerarse su condición emocional, el niño debe estar estable anímicamente hablando. Esta actividad no debe realizarse si el niño está pasando por situaciones difíciles como: separación de los padres, muerte de familiares, pérdida de la mascota, entre otras.