Acercamiento al pensamiento complejo
Apuesta teórica del Modelo Pedagógico en la UNED
Acercamiento al pensamiento complejo. Apuesta teórica del Modelo Pedagógico en la UNED
Autonomía y autorregulación

Después de haber revisado los elementos principales del pensamiento complejo revisaremos dos aspectos esenciales de la educación a distancia, la autonomía y la autorregulación de la persona principal del proceso de aprendizaje: el estudiante. De manera particular, el Modelo Pedagógico de la UNED plantea que “No solamente se han de tener en cuenta los conocimientos previos y las competencias académicas, sino las intenciones que el estudiante trae consigo. El adulto aprende mejor si persigue metas propias” (2004, p. 19).

La autonomía, según el paradigma de la complejidad, se refiere a la capacidad del aprehendiente para comprender la forma en que se comunica con otras personas y cómo aprende a aprender. Autonomía significa más que tener la capacidad para decidir los aspectos mecánicos del proceso de aprendizaje, el horario de estudio, el sitio de estudio y el reconocimiento de su estilo de aprendizaje. En este mismo sentido, Manrique (2004) señala que el aprendizaje autónomo es aquel donde el proceso de cognición se hace consciente, donde se produce conciencia sobre el proceso mismo para acercarnos a la realidad.

El proceso formativo, como un proceso de vida, no puede ser comprendido solo en su dimensión racional, desligado de los afectos y emociones, condiciones biológicas del ser humano. En palabras de Capra (2002) “la mente no es una cosa, sino un proceso: el proceso mismo de la vida” (p. 185), manifestado tanto en el individuo como en el contexto social donde se da a partir de nuestras formas racionales, sensoriales, espirituales.

Los avances tecnológicos y su aplicación en el campo de la educación han introducido una complejidad creciente en los procesos de aprendizaje, que requiere comprender la nueva dinámica cognitiva que exigen más que el manejo mecánico de esas herramientas. La evolución de la educación a distancia hacia la modalidad virtual, exige diseños instruccionales fundamentados en un nuevo paradigma educativo, que implique una aptitud distinta de organizar el conocimiento para un aprendizaje pertinente, como lo sugiere Morin (1999), procurando estrategias metacognitivas.

Para reflexionar

Nuestro modelo pedagógico plantea que “El sujeto aprendiz es un ente activo que elabora, de manera permanente representaciones y procesos internos como resultado de su relación con el entorno físico y social; por lo tanto, interpreta y reinterpreta la realidad continuamente y en forma dinámica, a partir de sus estructuras cognitivas”. A partir de este principio epistemológico cabe preguntarnos ¿cómo las estrategias de aprendizajes que proponemos en nuestros procesos formativos favorecen la autonomía en nuestros estudiantes?

El segundo aspecto tiene que ver con la autorregulación del proceso de aprendizaje. Este concepto, dentro del contexto de la educación a distancia, se ha utilizado como la evaluación que hace el aprehendiente de la coherencia que se da entre el proceso de aprendizaje y las metas propuestas. Zimmerman (año, citado en Pereira, 2005), plantea que, una persona autorregulada, participa activamente en su propio proceso de aprendizaje, desde los puntos de vista metacognitivo, motivacional y conductual.

El problema central de esta regulación no radica únicamente en la eficacia y la eficiencia de las estrategias de aprendizaje para alcanzar una meta, sino en el conocimiento de la dinámica del pensar. Según Castaneda (1999), es necesario alcanzar niveles de conciencia diferentes al de nuestra cotidianidad, que permitan vivir en la plenitud de nuestra capacidad pensante.

Para Pereira (2005), “la regulación implica la modulación del pensamiento, la motivación, la atención y la conducta” (p. 7), en un proceso complejo donde todas las acciones y componentes están unidos con un solo sentido. También, la autorregulación demanda comprender la emergencia y la creatividad como aspectos esenciales de los procesos de aprendizaje. Buscar en la interacción las respuestas a las necesidades de aprendizaje y no en las propuestas ajenas a los contextos del estudiantado.

Para reflexionar

Nuestro modelo pedagógico plantea que “El sujeto aprendiz tiende en forma natural, a su autorregulación, lo cual lo conduce continuamente a autodeterminarse, autorrealizarse y trascender”. A partir de este principio epistemológico cabe preguntarnos ¿Cómo incentivan nuestras estrategias pedagógicas la autorregulación de los participantes en los procesos de aprendizaje? ¿Es posible promover la autorregulación, desde un paradigma tradicional?

La metacognición

Uno de los elementos esenciales de la autorregulación es la metacognición o el ejercicio de aprender a aprender, concepto que se ha simplificado en la definición de las metas de aprendizaje y su consecución, pero este proceso metacognitivo, en el paradigma educativo de la complejidad, debe asimilarse a la reflexión sobre las necesidades que tienen las personas en todas sus dimensiones. La condición humana, como lo señala Morin (1999), tiene un doble principio: biofísico y sico-social-cultural, elementos que se perfeccionan en la interrelación de la especie humana y del cosmos para la aprehensión del conocimiento en todas sus consecuencias.

La metacognición es la habilidad para planear una estrategia que nos permita allegar todos los recursos que necesitamos para aprender, involucra una metodología que nos permita estar conscientes de nuestras estrategias de aprendizaje durante el proceso de conocimiento y, a su vez, evaluar el logro de los objetivos de aprendizaje; autoevaluarnos.

El aprendizaje comprendido como un fenómeno biológico (Maturana, 2003), permite a la persona su reafirmación como ser humano, tarea que nuestra actual institución educativa ha reemplazado por la instrucción y transmisión de contenidos, lo cual no tiene ninguna relación con la formación integral y los intereses de la persona aprehendiente y, sobre todo, de su potencial de autonomía y autorregulación. En este mismo sentido, Pereira (s.f.) plantea que “el ser bio-psico-social busca constantemente nuevos métodos y nuevos caminos para aprender, porque está consciente de que ha sido el proceso de culturización lo que le ha brindado la clave para dejar de ser lo que no soportaría: un hombre insular” (p. 5).

La educación a distancia, en su carácter de proponente de nuevas formas de generar procesos de aprendizaje, debe procurar el atrevimiento y la creatividad como esencia de la decisión de aprender para la vida. No se trata de asimilar las políticas educativas que se han desarrollado para la educación superior tradicional, sino de formular nuevas estrategias para un aprendizaje significativo y pertinente en un mundo complejo.

Los avances teóricos y tecnológicos en el campo de la educación, exigen nuevos replanteamientos en la conceptualización de nociones como la autonomía, autorregulación y metacognición en el proceso de aprendizaje y, tanto en su particularización en la modalidad a distancia como en el pensamiento complejo, podemos encontrar las bases para hacerlo de manera certera.

La educación superior a distancia debe propiciar la autonomía, la autorregulación de los estudiantes desde la planificación y el diseño mismo de los procesos educativos. También, es necesario que promueva las metodologías que permitan al estudiantado ser protagonista de su propio proceso de aprendizaje. Las estrategias de aprendizaje implementadas en los cursos virtuales, deben tener en cuenta la complejidad del contexto del estudiante y las posibilidades del entorno para una educación que promueva la autonomía, la autorregulación y metacognición.