8 Presbítero Bernardo Augusto Thiel y Hoffmann

Busto del Presbítero Bernardo Augusto Thiel y HoffmannSegundo obispo de Costa Rica, nació el 1 de abril de 1850 en Elberfeld, provincia de la que fuera la Confederación Alemana del Norte. Ingresó en 1869 a la Orden de San Vicente de Paul y fue ordenado sacerdote en París en 1874. El estilo pastoral de Bernardo Augusto Thiel estará marcado por la identidad misionera de los paulistas, así lo establece Sánchez (2015):

Su trayectoria no presentó una semblanza quietista ni contemplativa. Más bien, donde estuvo marcó su camino a partir de la acción pública. Fue un espíritu de la línea más activa del catolicismo decimonónico, como lo tuvo la Iglesia católica durante el Papado de León XIII, aunque sin llegar a las posturas más abiertas respecto al liberalismo o las otras corrientes de pensamiento predominantes en Europa para ese momento… Igualmente, este carácter le hizo muy prolífico en producir investigaciones que posteriormente publicó en los periódicos católicos. (párr. 7)

Luego de su ordenación, lo enviaron a Ecuador, en este país, será testigo del intento de asesinato del presidente Gabriel García Moreno y, dos años más tarde, de la muerte del obispo José Ignacio Checa. En ambos casos, en manos de radicales liberales, quienes, eventualmente, tomarán el poder a partir de 1895. Ante tales acontecimientos, Thiel es enviado a Costa Rica, donde, en principio, se dedicará a labores pedagógicas, enseñando Teología Dogmática y Derecho Canónico en el Seminario Mayor.

Para ese momento, Costa Rica adolecía del jefe de la Iglesia católica, puesto que el anterior obispo, Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente, había muerto siete años atrás.

Efectivamente, a dos años de su llegada y apenas cumplidos los veintinueve de edad, el Padre Thiel fue escogido para ocupar la prolongada vacante por común acuerdo entre el Gobierno y la Iglesia. Conforme con lo estipulado en el Concordato entonces vigente, su nombre fue formalmente presentado a la Santa Sede y esta lo aprobó el 27 de febrero de 1880 emitiendo la Bula respectiva. (Soto, 1999, p. 157)

Por ello, será don Tomás Guardia, quien presentará el nombre de Thiel ante la Santa Sede. El 5 de setiembre de 1880, tras nacionalizarse costarricense, se llevó a cabo la primera consagración episcopal del país en la Catedral de San José.

Con respecto a la relación del nuevo obispo con el general Tomás Guardia, Porras (2014) refiere lo siguiente:

Aquella dupla armónica medieval de Papa y Emperador, se vivió en Costa Rica mientras don Tomás estuvo en el poder. Las relaciones de Guardia, que más que un dictador era un monarca, con Thiel, que más que un obispo era un papa, fueron excelentes no solo a nivel oficial sino personal. En el cuento Mi primer trabajo, Magón relata que a su graduación llegaron juntos don Tomás, vestido de uniforme de gala, y Thiel, vestido de púrpura. Aquellos dos, decía Magón, iban juntos a todas partes. (párr. 9)

Inicia, de este modo, el nuevo obispo sus funciones en una Costa Rica que, al igual que el resto de América Latina, se encontraba en un proceso de definición identitaria después de las luchas de independencia.

La muerte del general Tomás Guardia en 1882, así como la llegada al poder de liberales progresistas anticlericales, significó un conflicto no solo para el nuevo obispo, sino también para el pueblo costarricense que, con una marcada tradición católica, veía con asombro la manera en que los nuevos Gobiernos reducían la influencia y el poder de la Iglesia a través de la promulgación de leyes, las cuales le impedían a esta y a las congregaciones religiosas el control sobre la educación, los registros oficiales de nacimientos, matrimonios, defunciones y los cementerios, así como la aprobación del derecho al divorcio y al matrimonio civil.

Mientras tanto, el obispo Thiel buscó mejorar la formación eclesiástica de los futuros sacerdotes, así como la fundación de la Biblioteca Episcopal, pero, fundamentalmente, mantendrá una persistente labor pastoral, en particular, con los pueblos originarios costarricenses. De esta manera, viajó un total de cinco veces a Talamanca, cuatro veces a Térraba y cinco a Guatuso.

En relación con los viajes del obispo a Guatuso, Castillo (2011) sostiene que, en gran medida, permitieron poner en evidencia el maltrato y esclavitud que sufría este pueblo en manos de los “huleros nicaragüenses”, quienes se habían instalado en la zona norte del país, en donde extraían el hule de manera ilegal.

Las observaciones personales y los testimonios que pudo obtener y recopilar el obispo Thiel en su primera expedición le sirvieron para organizar una campaña de denuncia ante el gobierno y el pueblo costarricense, de las acciones cometidas por los huleros nicaragüenses en contra de la población indígena. Los testimonios que brindaron ante las autoridades costarricenses el obispo Thiel y otras personas que participaron en la primera expedición al río Frío y Nicaragua, como León Fernández, coronel Concepción Quesada, José María Figueroa, y los indígenas Concepción y Joaquín que habían sido traídos de San Carlos de Nicaragua, fueron fundamentales para comprobar y verificar las actos cometidos por los huleros, entre los que se encontraban genocidio, persecución, captura y venta de indígenas como esclavos en Nicaragua, violación de mujeres, maltratos físicos, trabajos forzados y robos de cultivos, de herramientas de trabajo y objetos de las viviendas. (p. 59)

Si bien los viajes pastorales tendrán una primera intención de evangelizar y “civilizar” a los pueblos ancestrales costarricenses, tendrán una consecuencia ulterior; pues, el relato de tales incursiones, en su mayoría escritas por el propio Thiel, se convertirán en un trabajo etnográfico de una riqueza histórica innegable. Así escribirá, también, un diccionario de lenguas indígenas costarricenses y numerosos artículos.

La misión del obispo incluyó, a su vez, muchas visitas canónicas a templos  y capillas en todo el país. Por lo tanto, resulta innegable su espíritu reformador, acercándose al pueblo y, representando, ante todo, un intento por aumentar el protagonismo político de la Iglesia frente a la doctrina liberal y los grupos políticos que la defendían.

Estas intenciones se expresan en las 27 cartas pastorales que escribirá, las cuales son leídas en los sermones dominicales del clero y publicadas en los periódicos católicos que durante su gestión se fundan: El mensajero del clero en 1882, Eco Católico en 1883 y Unión Católica en 1889.

La expresión de sus ideas fue claramente evidente en una de las visitas pastorales que realizó el obispo a la localidad de San Ramón. Al visitar la biblioteca fundada por Julián Volio, afirmará que se encontraban obras “perniciosas”. Al respecto de esta situación Méndez (s. f.), citando a Rafael Obregón Loría, señala que el obispo Thiel “se escandalizó al ver en los estantes las obras de Víctor Hugo, Alejandro Dumas y otros autores condenados, según decía, por la iglesia católica” (párr. 10), declarando que ningún católico podía ser miembro de esta y, posteriormente, se publicó la excomunión de los miembros de la Sociedad Bibliotecaria.

Este acontecimiento acelerará, según Méndez, que el Gobierno de Próspero Fernández expulse a Thiel el 18 de julio de 1884.

En efecto, en el mes de julio de 1884, a cuatro años de haber comenzado su episcopado Monseñor Thiel y apoyada en un conjunto de insulsos pretextos… se desató una campaña abiertamente en contra de la Iglesia y de algunos de los derechos fundamentales que en el renglón de la libertad tenían los costarricenses. Esta campaña se desencadenó bajo la consigna del anticlericalismo y del laicismo y se prolongó por varios años. Tomó cuerpo jurídico en un conjunto de leyes y decretos que se ha conocido con el nombre de las leyes liberales. (Soto, 1999, pp. 158-159)

Igualmente, expulsaron a los padres jesuitas que administraban el Colegio San Luis Gonzaga en Cartago. Incluso, unos días más tarde se prohibió la presencia de cualquier comunidad religiosa en territorio nacional. Para legitimar estas y otras disposiciones anticlericales, el Gobierno de Próspero Fernández deroga el Concordato que Tomás Guardia había firmado con la Santa Sede de Roma.

Thiel, en su exilio forzado, visitará Roma para informar sobre todo lo sucedido. Tiempo después, se traslada a Panamá, desde donde intenta continuar con la administración de la Diócesis de Costa Rica. Tras la muerte de Próspero Fernández, su yerno, Bernardo Soto, como primer designado, asumirá la presidencia y autorizará al obispo regresar al país el 23 de mayo de 1886.

Su regreso marca una nueva etapa en el tipo de relaciones Iglesia-Estado, ya no será aquella complicidad absoluta que mantuvo con Tomás Guardia, ni tampoco el tipo lucha (casi personal), que sostendrá con Próspero Fernández, el Gobierno de Bernardo Soto sabrá sostener un tipo de relación distante, pero respetuosa con el obispo y la Iglesia, al menos hasta 1889.

Ese año, ante el nuevo proceso electoral, los grupos católicos apoyaron al candidato del Partido Constitucional Demócrata, José Joaquín Rodríguez; tras los eventos de noviembre de 1889, el espíritu antiliberal de la Iglesia católica posibilitó su participación cada vez más activa en el ámbito político, incluso, posibilitando la creación del Partido Unión Católica.

Según Sánchez (2009), Thiel vio con beneplácito la respuesta de los católicos costarricenses y la conformación de un partido aglutinado en torno a la derogación de las leyes anticlericales, la vuelta de la Iglesia a la enseñanza pública y el fomento de obras para propagar la fe.

Paralelamente, desde la promulgación de la encíclica Rerum novarum por parte del papa León XIII, en 1891, el obispo Thiel se presentará como precursor de las luchas sociales en Costa Rica, en particular, por el trato justo para las personas trabajadoras y campesinos, dejando claro su compromiso con su vocación y su ministerio. Además de fundar numerosas iglesias  por todo el territorio costarricense, fundó el Hospicio de Huérfanos y el Hospicio de Incurables, hoy llamado Hogar Carlos María Ulloa.

A cien años de su muerte, el periódico La Nación (2001) lo señala como uno de los más importantes prelados que ha tenido la Iglesia católica costarricense. Muere en San José el 9 de setiembre de 1901, con tan solo 51 años. Veinte años más tarde, se le nombra Benemérito de la Patria, el 31 de mayo de 1921, mediante el decreto N.° 4.

Referencias bibliográficas

Castillo, R. (2011). El obispo Bernardo Augusto Thiel y los indígenas maleku de la Zona Norte de Costa Rica. Revista Reflexiones, 90 (2), 53-70. https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/reflexiones/article/view/14508

La Nación. (13 setiembre de 2001). Día histórico: Bernardo Augusto Thiel. La Nación. https://www.nacion.com/archivo/dia-historico-bernardo-augusto-thiel/E2FL6S7DLVHGDMHZVI3CZNFOAE/story/

Méndez, R. (s. f.). La biblioteca de la discordia. Universidad Estatal a Distancia. https://www.uned.ac.cr/extension/extension-en-accion/historiando-costa-rica/892-la-biblioteca-de-la-discordia

Porras, C. (27 de octubre de 2014). La biografía que quiero leer. Mis libros con notas. https://mislibrosconnotas.blogspot.com/2014/10/la-biografia-que-quiero-leer.html

Sánchez, E. (2009). Los círculos y clubes católicos del partido unión católica (1890-1894). Revista Estudios, (22), 49-62. https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/estudios/article/view/24184/24812

Sánchez, E. (2015). Thiel, Hoffmann Bernardo Augusto. Boletín de la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica. https://www.afehc-historia-centroamericana.org/index_action_fi_aff_id_4038/

Soto, G. (1999). Monseñor Bernardo Augusto Thiel Hoffman. Revista Acta Académica, 156-166. http://revista.uaca.ac.cr/index.php/actas/article/view/767/1036

Sáenz, J. (1960). Agapito Jiménez: el Canciller. MREC, Instituto Manuel María de Peralta. (2016). https://www.rree.go.cr/files/includes/files.php?id=927&tipo=documentos

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