6 Mauro Fernández Acuña
Abogado y político costarricense, recordado principalmente por llevar a cabo la reforma educativa de 1886. Nace el 19 de diciembre de 1843 en San José, del matrimonio formado por Aureliano Fernández Ramírez y la señora Mercedes Acuña Diez Dobles.
Con apenas 13 años, su padre murió de cólera, enfermedad que azota a Costa Rica posterior a la guerra de 1856. La viuda queda a cargo de Mauro y sus dos hermanas. Pese a lo complejo de la situación, doña Mercedes se encargó de que su hijo recibiera una sólida formación que incluía no solo las primeras letras, sino también el aprendizaje de: inglés, francés, piano y canto.
Se gradúa como abogado en la Universidad de Santo Tomás en 1869; no obstante, su prolífera vida profesional había iniciado 10 años antes como escribiente en el Ministerio de Gobernación. Después, en 1867, es nombrado jefe de la Secretaría de Gobernación y, ese mismo año, también lo eligen fiscal de Hacienda.
Al egresar de la Universidad de Santo Tomás, emprende un viaje a Europa, trabajará en Inglaterra como abogado y se especializa en cursos de derecho en Madrid.
En 1871, regresa a Costa Rica e inmediatamente lo nombran conjuez de la Corte Suprema de Justicia, procurador de reos de la misma instancia y director de la junta de la Universidad de Santo Tomás. Tres años después, se le nombra magistrado fiscal. De igual manera, desempeñó funciones docentes y logró ser catedrático de derecho forense del Colegio de Abogados.
Esta importante trayectoria en el ejercicio público, aunada a su experiencia en derecho comercial, durante la administración del presidente Próspero Fernández, le valieron para su nombramiento durante la administración del presidente Próspero Fernández como miembro de la Comisión Codificadora, encargada de la creación del Código Fiscal, así como abogado y apoderado del entonces llamado Banco Nacional.
Fungió también como abogado a cargo del contrato para la construcción del ferrocarril al Atlántico con el extranjero Minor Keith. Además, fue electo diputado en tres ocasiones, en 1884, 1892 y 1902, en este último periodo lo eligieron presidente del Congreso.
El 1885, durante el Gobierno de Bernardo Soto Alfaro, lo nombran ministro de Hacienda, Comercio e Instrucción Pública; por este último cargo es recordado como el gran reformador de la educación costarricense, incluso, a partir de 1902, las escuelas de todo el país colocaron su retrato como homenaje en vida.
Sobre la gran reforma de Mauro Fernández es importante recordar que algunas de sus propuestas ya habían sido presentadas por Julián Volio, cuyas ideas se convertirán en la antesala de la Ley General de Educación Común, que buscaba el fortalecimiento de la educación primaria y que contó, además, con el liderazgo de Buenaventura Corrales como eje fundamental en el planteamiento y estructuración de la reforma.
La reforma de 1886 se enmarca en el contexto de los intentos por modernizar el Estado por parte de los Gobiernos liberales de la Costa Rica de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, para los cuales la instrucción del pueblo era una tarea fundamental en atención a los principios humanistas que defendían. Así, se desprende de las propias palabras de Mauro Fernández, quien escribió lo siguiente en el informe presentado al Congreso en 1885:
Pensad que es la escuela el lugar en donde debe formarse el ciudadano; que allí es donde aprende a amar a la patria y sus instituciones; que allí adquiere el sentimiento de la dignidad y el hábito del trabajo, y allí es donde se le enseña a pensar y razonar, para no ser más tarde instrumento de pasiones e intereses ajenos, sino el guardián de sus propios derechos. (Villalobos, 1987, p. 111)
Las propuestas presentadas por Mauro Fernández, como desarrollar una administración escolar que permitiera un mayor control por parte del Ministerio de Instrucción Pública, la creación del Consejo Superior de Instrucción Pública, la organización de la malla curricular y un modelo educativo que tuviera sus bases en la educación preescolar —entonces llamada Jardín de Infantes—, pasando por los grados de: primaria, secundaria y educación superior, reflejarán su espíritu pragmático y visionario.
Sin embargo, la reforma de 1886 apenas afectó a la educación secundaria e incluyó además la polémica decisión de cerrar la Universidad de Santo Tomás, y su reemplazo por escuelas profesionales de derecho, notariado, ingeniería y medicina. Al respecto, Quesada (1987) reconoce que esta decisión dejaría al país y a la educación en un estado aún más precario, por lo cual sostiene que la universidad lejos de cerrarse debía reformarse.
La Universidad, el centro máximo de cultura, el rector del conocimiento científico, debió servir de elemento dinamizador del resto del sistema educativo. Ahí tenía que formarse el cuerpo docente de la enseñanza primaria y secundaria, como se hizo después de 1941.
Pero, clausurada “científicamente” la Universidad de Santo Tomás, la educación primaria y fundamentalmente la secundaria estaban condenadas a la improvisación, al empirismo, a la mediocridad.
Apenas cuatro años después de la Reforma de 1886, las deficiencias del personal docente son percibidas con claridad meridiana por la Secretaría de Instrucción Pública. (p. 2)
Si bien la decisión de su cierre era transitoria para su fortalecimiento, el final abrupto de la presidencia de Bernardo Soto, en 1889, traerá consigo la salida de Mauro Fernández de la Secretaría de Instrucción Pública. Como consecuencia, no pudo ver cumplida su visión.
Dado lo anterior, se dirigirá a Estados Unidos y Europa, lugares en los cuales dictará conferencias. Regresa hasta 1891, se dedica al derecho y a la actividad bancaria hasta su muerte, el 16 de julio de 1905 en San José.
Sus incontables méritos lo llevaron a recibir numerosos reconocimientos, como presidente Honorario de la Sociedad de Ciencias y Letras de Italia, en esa ocasión, se le condecoró con la medalla de oro. En 1888, fue nombrado correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y, un año más tarde, de la Real Academia Española; en 1890, miembro Honorario de la Liga Internacional de Enseñanza en París. Miembro vitalicio de la Academia Americana de Ciencias Políticas y Sociales y presidente Honorario vitalicio de los Museos Comerciales (1896, Filadelfia). La figura de Mauro Fernández ha sido alabada por muchos escritores costarricenses. A continuación, se rescata un fragmento de la Revista de Educación de la Escuela Normal de Costa Rica publicada 10 años después de su muerte:
La expresión habitual de su rostro era sincera y tranquila; el color de su rostro era casi siempre pálido, como el de casi todo hombre que consume sus energías en los estudios y meditaciones. Su conversación, mezcla siempre de frases de mucho fondo y de expresiones llenas de intención y gracia, era en extremo agradable. Su andar era muy garboso y reposado, sus modales, muy finos, su trato exquisito. (Escuela Normal, 1915, p. 14)
A pesar de que Cleto González Víquez afirmara que don Mauro era más un orador que un escritor, se conservan tres obras suyas publicadas:
- “Los sentidos y el intelecto” (1870).
- “Tres semanas en Sevilla” (1871).
- “Sobre la refutación” (1884).
Tal y como se ha descrito, Mauro Fernández no fue maestro; sin embargo, sí contó con el apoyo de su esposa, la maestra de origen inglés Ada Le Cappellain. En la actualidad, una escuela y un colegio ubicados en la provincia de San José llevan su nombre, así como el premio otorgado a las personas educadoras destacadas, el cual es concedido por el Ministerio de Educación Pública. Por su gran labor, la Asamblea Legislativa lo nombra Benemérito de la Patria según el Acuerdo N.° 109 del 18 de julio de 1955.
Referencias bibliográficas
Escuela Normal de Costa Rica. (1915). Don Mauro Fernández. Su vida y Obra. Suplemento. Revista de Educación. 6-78. https://www.asamblea.go.cr/sd/Otras_publicaciones/Don%20Mauro%20Fern%C3%A1ndez%20su%20vida%20y%20su%20obra.pdf
Porras, C. (17 de noviembre de 2019). Mauro Fernández Acuña. Mis libros con notas. https://mislibrosconnotas.blogspot.com/2019/11/mauro-fernandez- acuna.html
Quesada, J. (1987). La reforma de Mauro Fernández y Carlos Monge Alfaro en perspectiva histórica. Centro de Investigaciones Históricas, (29), 1-25. https://repositorios.cihac.fcs.ucr.ac.cr/repositorio/handle/123456789/396
Salazar, C. (2017). Don Mauro Fernández Acuña y la Ley General de educación Común. Revista Estudios, (7), 205-223. https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/estudios/article/view/30583
Villalobos, L. (1987). Retrospectiva de la obra educativa de Mauro Fernández. Revista Educación. 11(2): 111-117. https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/educacion/article/download/18509/18660/#:~:text=%22Pensad%20que%20es%20la%20escuela,de%20pasiones%20e%20intereses%20ajenos%2C