18 Carlos Gagini Chavarría
Escritor costarricense de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Considerado uno de los fundadores de la literatura costarricense. Nació en San José en 1865. Su padre fue un ingeniero constructor de origen suizo llamado Pedro Gagini y su madre Emerenciana Chavarría Diez-Dobles; el matrimonio tendrá cuatro hijas, además de Carlos.
Las primeras letras las aprenderá con su tía Mercedes Acuña, madre de Mauro Fernández. Su padre pronto notará las altas capacidades de su hijo, por esa razón, vela para que obtenga una mejor educación; estudió con Pío Víquez, Pilar Jiménez y Valeriano Ferraz, interesándose por las matemáticas, la música, la escritura y las lenguas clásicas.
Las capacidades de Carlos Gagini son referidas por Vargas y Ramos (2018), al relatar que el maestro José Torres Bonnet le presta a Carlos aún muy joven una colección de doce obras en francés:
Carlos se entrega a la lectura y luego, en presencia de varios de sus maestros, diserta sobre la circulación de la sangre y va ilustrando su clase objetivamente con la ayuda del material didáctico… Al terminar su conferencia, ante el asombro general, el Dr. Daniel Núñez le dice: “Usted ha hecho un examen como para graduarse de médico”. (pp. 3-4)
Se gradúa en 1881 como Bachiller del Instituto Nacional, no obstante, no podrá cursar una carrera universitaria, en gran medida, porque la salud de su padre acabó con los ahorros de la familia y, al morir este en 1882, tendrá que trabajar. Por lo anterior, ese mismo año consigue un nombramiento como profesor de castellano en la misma institución donde cursó su secundaria.
Su vocación docente se revela desde ese momento, rechazó incluso puestos administrativos ofrecidos por su primo y encargado del Ministerio de Hacienda, Comercio e Instrucción Pública, don Mauro Fernández; quien le asigna varios proyectos de programas para las escuelas primarias, por ser un fiel defensor de la contextualización de la educación según fueran las escuelas rurales o urbanas, así como propuestas para la educación técnica, ideas que finalmente fueron rechazadas por su conocido familiar.
En 1892 es designado director del Instituto de Alajuela y, tres años más tarde, del Liceo de Costa Rica. Sin embargo, el país en aquellos años, experimentaba un periodo especialmente convulso y complejo y pese a que había publicado varias obras dedicadas al estudio de las lenguas de los pueblos originarios de Costa Rica, así como obras de carácter didáctico y diversos relatos, Don Carlos, experimentaba estreches económicas. En ese momento, el Gobierno de El Salvador le propone la dirección del Liceo Santaneco. El mismo Gagini, en sus memorias, relata cómo su esposa Ana María Mora Cañas, le anima y ayuda a emprender el viaje:
—¿Por qué no te vas mejor allá y arreglas eso personalmente?, me dijo mi esposa siempre resuelta y efectiva como buena nieta de dos generales.
—Porque no tengo un céntimo y debo unos mil colones.
Anita, compañera ideal, salió sin decir palabra y a la tarde volvió con el dinero que había pedido a un tío suyo. Así fue como al día siguiente iba yo camino del puerto, en busca de una tierra más hospitalaria en donde poder ganarme la vida sin amarguras. (Vargas y Ramos, 2018, p. 14)
En El Salvador, él y su familia permanecerán cuatro años, hasta que se ven obligados a abandonar este país a causa de la inestabilidad política y los atrasos en su salario. A su regreso a Costa Rica, retorna al Liceo de Costa Rica como docente y, unos meses más tarde, tendrá el cargo de director; ocupará este puesto también para el Liceo de Heredia (1909-1914) y La Escuela Normal (1918).
Se encarga, además, de la subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública “Entonces prepara una nueva ley de educación común, visita escuelas y colegios y pone a trabajar una serie de ideas revolucionarias” (Vargas y Ramos, 2018, p. 16). Por desgracia, igual que ocurrió con su primo Mauro Fernández, el nuevo ministro, Alfredo Volio, desechará la gran mayoría de sus ideas visionarias impregnadas de humanismo, intrigas que también le costarán su designación como director de la Escuela Normal, asumiendo poco tiempo después la dirección de la Biblioteca Nacional (1915 a 1917) y, en 1917, de la Imprenta Nacional.
En cuanto a su obra literaria, es vastísima; se consagra como uno de los intelectuales más importantes de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Desarrolló el género de la novela, la poesía, el teatro, el cuento, el ensayo y la investigación filológica, en particular, de las lenguas de los pueblos originarios de Costa Rica y el lenguaje coloquial nacional.
Tanto en sus obras de teatro como en sus cuentos y relatos, su orientación literaria fue hacia el costumbrismo, encarnando, en 1894, una polémica sin parangón en la historia de la literatura costarricense, cuando Gagini criticaba las recientes obras escritas en el país, por lo cual escribió en un artículo publicado en 1894:
se pintan escenas y se trazan diálogos que lo mismo pueden verificarse aquí que en Madrid ó en París; y mientras tanto nadie se ocupa de estudiar nuestro pueblo y sus costumbres desde un punto de vista artístico, nadie piensa en desentrañar los tesoros de belleza encerrados en los dramas de nuestras ciudades y en los idilios de las aldeas, en la vida patriarcal de nuestros antepasados y en su historia pública, en lo recóndito de las almas y en la naturaleza exuberante que despliega ante nuestros ojos indiferentes su grandiosa poesía. (Gagini, citado por Molina, 2018, p. 127)
A lo que Ricardo Fernández defendería el derecho de escribir sobre temas más cosmopolitas y desde estilos ligados a la producción europea. No desestimuló a Gagini esta polémica, por el contrario, como se verá en el recuento de su obra, su producción es permanente durante toda su vida. A continuación, se presenta un listado de sus principales escritos :
- Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica (1892).
- “Ensayo lexicográfico sobre la lengua de Térraba” (1892).
- Ejercicios de lengua castellana (1897).
- El vocabulario de las escuelas (1897).
- “Chamarasca” (1898).
- “El lector costarricense” (1901).
- “El vocabulario de los niños” (1904).
- El Marqués de Talamanca (1905).
- Elementos de gramática castellana (1907).
- “Programas Oficiales de Instrucción Primaria de la República de Costa Rica” (1909).
- “Nociones de psicología” (1911).
- “Los aborígenes de Costa Rica” (1917).
- “Cuentos grises” (1918).
- “Programas de Enseñanza Primaria Programas Rurales” (1918).
- “El árbol enfermo” (1918).
- “La ciencia y la metafísica” (1918).
- Diccionario de costarriqueñismos (1918).
- La sirena (1920).
- La caída del águila (1920).
- Documentos para la historia de Costa Rica (1921).
- “El Erizo y Latino” (1922).
- “Vagamunderías” (1925).
Después de su muerte, ocurrida en San José en 1925, se publica:
- “Las cuatro y tres cuartos y Don Concepción” (1959).
- “Trocitos de carbón” (1961).
- “El reino de Flora” (1961).
- Madre y modelo (1961).
Incorporado a la Real Academia Española en 1922, fue, además, uno de los fundadores de la Academia Costarricense de la Lengua en 1923. Pese al incomparable aporte que realizó Carlos Gagini por las letras y la educación costarricense, hasta la fecha, no se le ha reconocido como benemérito de la patria.
Referencias bibliográficas
Molina. I. (2018). “He dejado de ser costarricense”. Escritores y migración en la Costa Rica de los siglos XIX y XX. Revista Realidad, (152),125-146. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7871262.pdf
Porras, C. (13 de julio de 2015). A través de mi vida. Memorias de Carlos Gagini. Mis libros con notas. https://mislibrosconnotas.blogspot.com/2015/07/al-traves-de-mi-vida-memorias-de-carlos.html
Vargas, M., y Ramos, L. (2018). Carlos Gagini. Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.