15 Miguel Obregón Lizano

Busto de Miguel Obregón LizanoNació en Alajuela el 19 de julio de 1861. Miguel Obregón Lizano es un importante educador costarricense, creador, además, del Sistema Nacional de Bibliotecas.

Cursa la educación primaria en su misma ciudad natal. Posteriormente, obtiene el Bachillerato en Filosofía en la Universidad de Santo Tomás (1883). Más adelante, estudia Matemáticas en la Escuela de Ingeniería y logra por suficiencia el título de Maestro Normal del Liceo de Costa Rica (1907).

El ejercicio docente lo iniciará a la temprana edad de 18 años en el Instituto Municipal de Varones de Alajuela. Desde entonces, don Miguel revelaba mucho interés por el estudio de la matemática y la geografía; de forma tal que mostraba una gran afición por la cartografía, al punto de que, durante su vida profesional, elaboró numerosos mapas de Costa Rica que se utilizaron por muchos años en las escuelas y colegios del país. Así, también, escribió numerosos textos educativos, orientados a la formación de la geografía, entre los cuales se pueden destacar los siguientes:

  • A-B-C, de la Geografía (1886).
  • Lecturas Geográficas (1832 y 1914).
  • Lecciones de Geografía de Costa Rica (1879).
  • “Algunas palabras sobre la enseñanza de la geografía” (1903).
  • Costa Rica y sus Progresos (1909).
  • Nociones de Geografía Patria (1921).
  • Geografía General de Costa Rica (1932).

Por sus mapas y publicaciones geográficas, recibe el diploma de la Exposición Universal de Chicago y la medalla de oro de la Exposición Centroamericana de Guatemala. Del mismo modo, fue director del Instituto Físico Geográfico desde 1924 hasta su muerte, ocurrida en 1935. También fungió como miembro de la Sociedad Geográfica de Washington, Núremberg, Lima y Madrid, formó parte de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala y la Astronómica de Francia, institución que le reconoció con el premio “Palmas de Oro”.

Desde muy joven, fue nombrado por Valeriano Ferraz como profesor de Geografía e Historia en el Instituto Nacional, cargo que ocupó también, en 1884, en el Instituto Universitario de la Universidad de Santo Tomás.

De igual modo, en la Universidad de Santo Tomás fungirá desde 1884 hasta 1887 como director de la biblioteca, así consiguió crear la primera “Sociedad de la biblioteca”. Este interés por las bibliotecas se fortaleció en el Instituto de Alajuela, donde fundó una biblioteca abierta al público. De la misma manera que en 1890 funda la Biblioteca Nacional de Costa Rica, redacta además el Reglamento General de Bibliotecas Públicas y ocupa hasta el año 1915 el puesto de director general de bibliotecas públicas.

En 1886, es nombrado secretario particular del presidente Bernardo Soto, cargo al cual renuncia poco tiempo después para fundar el Instituto de Alajuela, en donde trabaja como su director hasta 1889.

En ese mismo periodo,  con una visión integral y multidimensional, funda la Escuela Nueva, institución en la cual se impartieron clases de música, gimnasia y costura por primera vez; esta renovación educativa será la antesala de la reforma al régimen de la enseñanza primaria que buscaba poner un mayor énfasis en la educación física, estética, moral y política de la niñez costarricense. Así lo expresa en este fragmento recopilado por La Nación (2013):

Maestro que no sepa hermanar y equilibrar en sus enseñanzas lo intelectual a lo moral, los intereses del cerebro a los intereses del corazón, dista mucho de merecer ese nombre. Supeditar la educación a la instrucción, como acontece muchas veces, es dar muestras de no conocer la naturaleza humana, atrofiar el alma del niño. (párr. 9)

Para 1890, se convierte en inspector de escuelas en San José y, dos años más tarde, es nombrado inspector general de enseñanza, así lo revela Solera (1961):

En estas funciones su labor fue amplísima, habiéndose destacado en la organización técnica y administrativa de las diversas dependencias del Ministerio de Instrucción Pública, tales como en la Contaduría General Escolar, en la Junta Calificadora del Personal Docente, en el Almacén Nacional Escolar y en las Inspecciones de Escuelas en general. (p. 4)

Con esta amplia experiencia, don Miguel Obregón se convierte en uno de los mayores colaboradores para la reforma de 1886, liderada por Mauro Fernández, en la cual trabajó en la formulación de los primeros programas de instrucción primaria que hubo en el país.

Sus aportes durante este periodo son expresados por de la Cruz, citado por Dengo (2011), en donde se expresa lo siguiente:

Se organizó la Contabilidad General de Enseñanza y las inspecciones escolares; se dieron cursos nocturnos para adultos y se desarrollaron instituciones culturales complementarias como las bibliotecas pedagógicas y se organizaron los museos […]. Su meta: preparar al personal docente y hacer progresar la escuela popular […]. Además impulsó el almacén escolar (que había sido establecido por la reforma) y el fortalecimiento de las Juntas de Educación (con lo cual) se procuraba también mejorar las técnicas pedagógicas y los contenidos programáticos escolares. (p. 172)

Cuando fue nombrado jefe técnico de la secretaría de Instrucción Pública, durante la primera administración de Cleto González Víquez, redacta el Reglamento Orgánico del personal docente de las Escuelas Comunes, el cual se promulgará como decreto el 24 de diciembre de 1906. Este reglamento procede de la necesidad detectada de dotar a la educación costarricense de educadores debidamente graduados y formados. Y así lo deja ver en un informe que presenta como inspector general, emitido en 1902 y citado por Dengo (2011) en su trabajo:

Para esta Inspección General, la idea maestra, el problema de los problemas ha sido el formar un personal enseñante irreprochable en cuanto a preparación profesional, un personal educado para educar. Esta ha sido su constante aspiración, la tesis dominante en todos sus informes. Cree ella (es decir, la Inspección), en efecto, que mientras el país no cuente con un personal ilustrado, virtuoso, consciente de su elevado ministerio social, no podremos avanzar gran cosa. Cuando no tengamos que reclutar el personal en la forma en que lo hacemos hoy día, con elementos empíricos, improvisados, no encariñados con magisterio y sin base alguna científica, entonces, digo, y no antes, tendremos un buen servicio de Educación en Costa Rica. (p. 206)

El mencionado reglamento fue elevado a Ley Orgánica del Personal Docente en 1920, cuando asume la presidencia Julio Acosta García, quien le nombra secretario de Estado del Despacho de Educación Púbica; nombre que el mismo don Miguel cambiará por el de Ministerio de Educación Pública.

Durante su permanencia en este ministerio, emite la Ley de Socorro Mutuo del Personal Docente (1920), transformada años después en Ley de la Sociedad de Seguro de Vida del Magisterio Nacional y la Ley de Jubilaciones y Pensiones para Maestros y Profesores (1923). De igual forma, se interesó por la formación permanente de las docentes, aspecto por el cual envía a muchas de ellas a especializarse a Europa. Incluye, además, el sexto grado como culminación de la educación primaria.

Además del Instituto Nacional de Varones y el Instituto Nacional, impartió lecciones en el Colegio San Luis Gonzaga, la Escuela Normal de Costa Rica, el Colegio Central en San José, el Liceo de Costa Rica, el Colegio de Sion, la Escuela Vitalia Madrigal y, durante veinte años, en el Colegio Superior de Señoritas.

Fue también director y colaborador de algunas revistas pedagógicas, como COIJO, El Maestro, Boletín de Enseñanza, Boletín de las Escuelas Primarias, La Escuela Costarricense.

Por otra parte, también laboró como ministro de Relaciones Exteriores y encargado del Consulado de Chile. Completó un total de 57 años al servicio de Costa Rica y la educación. Además de los reconocimientos mencionados anteriormente, recibió el “Premio al Mérito” del Instituto Nacional de la Universidad de Costa Rica. El Diploma y Medalla de Oro del Primer Congreso Pedagógico Centroamericano; Medalla de la Cuarta Conferencia Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas; Medalla de Oro otorgada por los maestros del Circuito 2 y 3 de la provincia de Heredia. Medalla de oro conmemorativa al Primer Centenario de la Independencia de Costa Rica; Medalla de Oro por parte del personal y estudiantes de la escuela Vitalia Madrigal de San José.

Poco tiempo antes de su muerte, el Magisterio Nacional lo declara Benemérito de la Enseñanza. Un mes después de su jubilación, a los 74 años, don Miguel muere en la ciudad de San José el 24 de julio de 1935. Por lo cual se dan numerosas manifestaciones de duelo nacional.

El día de su funeral, en la Iglesia del Carmen en San José, el ministro de Educación en ese entonces, Teodoro Picado Michalski, pronunció el siguiente elogio fúnebre:

Don Miguel Obregón fue Secretario de Educación, pero no dejó de ser maestro. Alcanzó muchas distinciones en su país y fuera de él, pero para él era el título de maestro el que más le complacía. Eso fue su vida: maestro y maestro eximio. Creo bibliotecas y eso fue como derramar en una catarata eterna y deslumbrante las aguas del espíritu. Fue el fundador de la enseñanza de nuestra geografía y a él debemos los costarricenses el haber alcanzado en nuestra cultura la etapa que significa tener sentido de nuestra situación en el mundo. Tenía la costumbre de contemplar los cielos infinitos y ese hábito del hombre de ciencia le dio la dulce serenidad que no alcanzan los que viven para la tierra envueltos en sus luchas pérfidas y mezquinas. Fue bondadoso, condición esta que va siempre aparejada al maestro de verdad y por eso pensó en el destino de los demás maestros para procurar su bienestar, no sólo en lo que atañe en su pensamiento y a su cultura, sino también a lo que a la materia se refiere. (Solera, 1961, pp. 9-10)

La Asamblea Legislativa le otorgó el título de Benemérito de la Patria, por acuerdo N.º 272 del 18 de mayo de 1959. Por esta razón, la Biblioteca Nacional, el Liceo Nocturno y una de las escuelas de Alajuela, en su reconocimiento y homenaje, llevan su nombre, así como la Escuela Central de San Juan de Tibás en San José.

Referencias bibliográficas

Solera, G. (1961). Homenaje al benemérito de la patria Prof. don Miguel Obregón Lizano en el centenario de su nacimiento. Asociación de Educadores Pensionados Filial Heredia. http://repositorio.sibdi.ucr.ac.cr:8080/jspui/bitstream/ 123456789/14777/1/OLM011.pdf

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