4 Valeriano Fernández Ferraz

Busto de Valeriano Fernández FerrazNació en las Islas Canarias en el año 1831, llega al país en compañía de sus hermanos, a petición del presidente Jesús Jiménez y su ministro de Instrucción Pública, el señor Julián Volio Llorente. Su llegada al país, por tanto, obedece al impulso a la educación otorgada por los Gobiernos liberales de mediados del siglo XIX y a su sólida formación filosófica y trayectoria docente en España. Asume inmediatamente la dirección de la primera institución de educación secundaria de Costa Rica, el Colegio San Luis Gonzaga en Cartago, función que desempeña desde el año de 1869 hasta 1874.

Rodeado de una aureola de prestigio (el Doctor, el Catedrático de la Universidad de Madrid, el helenista, arabista y sanscritista, el krausista), causó una gran impresión aquel hombre. Alto y seco, barbado y con levita, ojos miopes de dulzura encandilada, sereno en el hablar abundoso y siempre sabio, blando en la disciplina y de severa exigencia en la conducta, fue durante medio siglo en Costa Rica el profesor por excelencia. Respetado siempre, o más bien, venerado, el país le permitió juicios crueles a veces porque transitaban el afecto. Verdadero santo laico, trabajador infatigable. (Láscaris, 1964, citado por Filosofía en español, 2014, párr. 17)

Con su dirección, la educación secundaria costarricense adquiere sus bases filosóficas inspiradas en el krausismo, movimiento filosófico que, con la herencia española de Sanz del Río, reconocerá la urgencia de educación popular científica, secularizada y fundamentada en la pedagogía.

Para dar cuenta de su pensamiento, se expone a continuación un fragmento del discurso de inauguración del Colegio San Luis Gonzaga del 6 de enero de 1870, en el cual menciona las dimensiones fundamentales que debe atender la educación en el país.

Con relación al cuerpo, desarrollar facultades, despertar fuerzas, dar actividad y belleza, —para conseguir la armonía de las diferentes actividades que constituyen el organismo natural del cuerpo, y el fui propio del mismo que es la salud. Con relación al espíritu: buscar la sensibilidad, enseñando y educando al corazón (sentimiento), desarrollando el sentido estético del mundo y el conocimiento sensible de las cosas, base de la instrucción intelectual. Es decir, humanizar al hombre para adentrar en el estudio de las ideas, que son el alma de las cosas. Con ello serán más libres y la sociedad derivará mayor provecho, pues con memoria e imaginación profundizarán sus conocimientos.

Con respecto a la voluntad, su racional educación y su enseñanza, no sólo comprenderán el cuerpo y el alma, sino lo más importante, la vida (el alma) de las cosas. Aunque más complicada y difícil, a ella deben propender el maestro y los discípulos. Se sientan las bases para un nuevo punto de partida en el camino interminable del perfeccionamiento humano. (Meléndez, 2003, p. 11)

En 1874, al término del contrato con la administración Jiménez Zamora, deja la dirección del San Luis Gonzaga, encomendándose a la Compañía de Jesús; se traslada entonces a Guatemala para ejercer como inspector general de Instrucción Pública. En 1878, vuelve a Costa Rica y ocupa la dirección del Instituto Nacional hasta 1882. Durante estos años, las ideas de una educación secular chocan con los sectores conservadores costarricenses y, en especial, con el obispo de San José y los jesuitas. Por esta razón, vuelve a España  para ocuparse en Cuba, posteriormente, de las cátedras de Lengua Árabe y de la de Historia de Filosofía de la Universidad de La Habana. Este particular momento es relatado por Meléndez (2003), quien explica lo siguiente:

Ante la Iglesia recalcitrante del Sylabbus, se fortaleció en todas partes, y por supuesto en Costa Rica, una acción anticlerical, muchas veces virulenta. Las logias masónicas agruparon estos sectores liberales recalcitrantes, tornándose en el refugio de todas estas fuerzas liberales. Por lo mismo, ciudades como Cartago, terminarían por plegarse, dado su carácter tradicionalista marcado, para respaldar al clero y la Iglesia, situación que, con otros agravamientos, forzarían a don Valeriano a dejar la dirección del plantel. (p. 9)

Mientras tanto, en Costa Rica, el 18 de julio de 1884, por orden del entonces presidente, Próspero Fernández se expulsó del país a los jesuitas, junto al obispo de esa época, Bernardo Augusto Thiel, y las congregaciones de Nuestra Señora de Sion y del Sagrado Corazón de Jesús. Desde lo anterior, y por pedido del Gobierno de José María Rodríguez Zeledón, vuelve don Valeriano al país y se encarga nuevamente de la dirección del San Luis Gonzaga hasta 1895. En 1907, es nombrado director de la Biblioteca Nacional y, en 1914, se le asigna el puesto de director general de bibliotecas. Esta trayectoria convierte a Valeriano Fernández en la encarnación de un pensamiento y praxis de educación moderna, comprendiéndola como eje del desarrollo social e individual.

Don Valeriano muere en la ciudad de Cartago, en 1925, a sus 94 años. Por sus significativos aportes a la educación costarricense, el 17 de junio de 1923, según decreto N.º 69, se le reconoció como Benemérito de la Enseñanza, destacado por ser la única persona extranjera en recibir este mérito.

Mario Sancho, quien fuera uno de sus discípulos, sobre la figura de don Valeriano Fernández en los corredores del San Luis Gonzaga recuerda:

Nosotros conocimos y tratamos al Doctor en sus últimos tiempos, y así no nos cuesta trabajo representarnos al viejecito pulcro, de grandes barbas blancas, nariz recta y notablemente luenga, ojos fulgurantes a través de los años y de los espejuelos bajo las cejas espesas, hirsutas, que eran como dos colinitas adonde venía a morir el valle amplísimo de su frente. vestido  de su eterna levita, pegado a un libro, o bien gesticulando con vehemencia que jamás logró apagar la edad, y con aquel además tan peculiarmente suyo que consistía en extender la palma de la mano y estirar el meñique y el pulgar, como si fuera a medir algo. Cerramos los ojos y le vemos y hasta nos parece oírle. (Sancho, 1934, p. 24)

Referencias bibliográficas

Filosofía en español. (2014). “Valeriano Fernández Ferraz 1831-1925”. Filosofia.org. https://www.filosofia.org/ave/001/a442.htm

Meléndez, C. (2003). Influencia de las ideas del doctor Valeriano Fernández Ferraz en la vida cultural de Costa Rica. Memoria Digital de Canarias, 3-21. https://mdc.ulpgc.es/utils/ getfile/collection/coloquios/id/219/filename/299.pdf

Mora, A. (1992). Historia del pensamiento costarricense. Editorial Universidad Estatal a Distancia.

Sancho, M. (1934). El Doctor Ferraz. Editorial Universidad Estatal a Distancia.

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