Introducción
La responsabilidad social empresarial (RSE) es un modelo de gestión empresarial que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioambiente con la gestión misma de la empresa, independientemente de los productos o servicios que esta ofrece, del sector al que pertenece, de su tamaño o nacionalidad. Este modelo de gestión empresarial, al que también se le llama "responsabilidad social corporativa (RSC)", es una visión sobre cómo las empresas pueden rendir su aporte para cimentar un mundo mejor y al mismo tiempo generar beneficios para sí mismas, basándose en su propia iniciativa y responsabilidad para ir mucho más allá del solo cumplimiento de las leyes.
La responsabilidad social empresarial (RSE) es una perspectiva empresarial en directa relación con la tendencia global de procurar un desarrollo sostenible. En este sentido, plantea un comprensivo conjunto de políticas, prácticas y programas que se incorporan a todas las operaciones y procesos de toma de decisión empresariales, para lograr la viabilidad económica, reconociendo los intereses de los distintos grupos con los que se relaciona y buscando la preservación del medioambiente. Es decir, es el compromiso real y voluntario de las empresas con la sostenibilidad.
Mapache Rent a Car es un ejemplo de este tipo de empresas, la cual ha demostrado compromiso fehaciente en la gestión de iniciativas de sostenibilidad turística, por ello compartimos la entrevista realizada a la señora Jacqueline López, Gerente Administrativa y de Sostenibilidad de esta empresa autorrentista y de capital costarricense, bajo la temática "La Sostenibilidad como herramienta de competitividad".
Aun cuando se puede asegurar que la sostenibilidad y responsabilidad social persiguen un mismo fin: el desarrollo social, económico y ambiental de manera integral y equilibrada, ciertamente cada uno de estos dos conjuntos de principios le da un distinto tratamiento. Además, es sumamente importante apuntar que los preceptos de turismo sostenible están orientados de manera específica para la actividad turística, mientras que la filosofía de responsabilidad social es aplicable para cualquier sector empresarial o actividad económica. Desde esta perspectiva, la sostenibilidad se basa en los tres grandes pilares: el económico, el social y el ambiental, buscando un desarrollo equilibrado entre los tres con una proyección de presente y futuro, para asegurar equidad y continuidad. Por su parte, la responsabilidad social empresarial persigue un balance entre los intereses de los diferentes participantes de una empresa, con una perspectiva de corto mediano y largo plazo, sustentado en los principios del desarrollo sostenible.
Dada la amplitud y alcance de la responsabilidad social empresarial, la adopción de políticas y prácticas de este modelo de gestión se sustenta en siete grandes ejes de ejecución de las acciones, a saber:
Valores - transparencia y gobierno corporativo
Se refiere a la forma en que la empresa toma sus decisiones integrando un conjunto de principios éticos para las estas, sus procesos y objetivos estratégicos. Esto se conoce como el "enfoque de los negocios basados en los valores". Estos principios se refieren a los ideales y creencias que sirven como marco de referencia para la organización. Esto incluye el reconocimiento y respeto de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como el cumplimiento de la ley.
No se puede hablar de transparencia y ética si la empresa no cumple con las leyes nacionales e internacionales a las que empresa debe responder. Además, más que simples enunciados, la transparencia y la ética son los pilares que deben guiar las acciones de todos los miembros de la empresa a todo nivel y sobre los que se debe desarrollar toda la estrategia de responsabilidad social empresarial.
Proveedores
Una empresa responsable en su operación también exige criterios acordes a sus lineamientos a sus proveedores y públicos de interés, de tal manera que esta debe ir más allá de su propia organización, para involucrar a sus proveedores y distribuidores con el fin de lograr que sus acciones tengan un efecto multiplicador. Esto significa que la selección de sus proveedores debe basarse en la construcción de relaciones a largo plazo y en el desarrollo de las empresas locales, haciendo negocios en forma responsable y propiciando el intercambio transparente de información, tecnología e ideas.
Una empresa que desarrolla una política de relación con sus proveedores y distribuidores, basada en una visión en común sobre sus valores y el beneficio mutuo, genera incrementos en la productividad, reduce los costos de transacción, acelera la adaptación de nuevos métodos y estimula la confianza tanto en sus inversores como en sus consumidores.
Público interno
Comprende todas las políticas y prácticas relacionadas con la gestión del recurso humano que afectan a los colaboradores, tales como compensaciones y beneficios, carrera administrativa, capacitación y desarrollo personal, equidad de género, erradicación del trabajo infantil, la contratación de personas con discapacidad, entre otros. Más allá de las prácticas para crear un ambiente justo y equitativo para los colaboradores, así como las condiciones óptimas para el trabajo (salud, seguridad e higiene), la empresa debe estar comprometida con el respeto a los derechos humanos del equipo humano de la empresa y la promoción de vida sana, además de temas como el balance trabajo-tiempo libre y la preocupación por el trabajador y su familia, etc.
Los colaboradores son el principal activo de toda empresa y en sus manos está el éxito o el fracaso del negocio, por ello las prácticas en materia del recurso humano son una excelente inversión a largo plazo.
Ambiente
Este aspecto está relacionado con el respeto y cuidado en la forma como se hacen negocios, logrando un mejor uso de sus insumos, generando mayor eficiencia, implementando soluciones innovadoras que aseguren el uso sostenible de los recursos naturales y que reduzcan al máximo el impacto negativo de las operaciones de la empresa en el medioambiente.
Esto implica una inclinación permanente y consciente para evaluar el impacto medioambiental que tiene la empresa, así como el generado en el ciclo de vida de los productos y servicios. Esta evaluación debe ir acompañanda de iniciativas que minimicen o compensen dichos impactos y maximicen la eficiencia y la productividad de todos los activos y los recursos para "producir más con menos". Todo esto debe complementarse con el apoyo de iniciativas de la sociedad en general para la preservación del patrimonio natural.
Clientes – consumidores (mercadeo)
Se refiere a las relaciones con los clientes basadas en integridad, justicia y honestidad, sea esto respeto a la cadena de producción, honradez en la definición de precios, en las prácticas de venta, en la distribución, en las políticas de comunicación y en la privacidad de clientes y empleados, tomando como pilar las prácticas de competencia leal y respetando la libre competencia. Bajo este eje se procura que la empresa actúe con responsabilidad para con sus clientes o consumidores, dándoles el mejor servicio al cliente, claridad en sus transacciones comerciales, buenos productos, altos estándares de calidad, mercadeo responsable y la mejor respuesta posible a sus exigencias y necesidades.
La cercanía con los clientes representa una condición esencial para la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo. Escuchar y responder a las necesidades de los clientes en forma responsable es una condición fundamental para afirmar que una empresa es socialmente responsable. Esto fortalece la imagen de la empresa y genera una mayor lealtad del cliente.
Comunidad
Es el compendio de políticas, estrategias y acciones dirigidas a contribuir al desarrollo y superación de las comunidades inmediatas en donde opera la empresa y donde tenga intereses comerciales, así como la construcción de relaciones con sus grupos de interés locales y el desarrollo de programas de inversión social hacia la comunidad. Estas relaciones deben de estar basadas en una colaboración mutua y responsabilidad compartida, que permitan lograr un desarrollo sostenible, reforzando la reputación de la empresa y logrando la confianza por parte de la comunidad.
El rango de acciones que se pueden implementar para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades en las cuales opera una empresa incluye el patrocinio económico de iniciativas comunitarias, dotación de recursos materiales (productos, servicios, conocimientos u otros), apoyo a programas de voluntariado, brindar oportunidades de pasantías, tutorías y la incorporación de personas con discapacidad, etc. Incluye el apoyo al espíritu emprendedor y la inclusión de pequeños emprendimientos en la cadena de valor, apuntando a un mayor desarrollo y crecimiento económico de la sociedad.
Gobierno y sociedad (estado)
Se refiere a la convergencia de los intereses de la empresa y los del Estado, en el cumplimiento de la legislación, con la clara intención de exceder de manera general los requerimientos legales, éticos y de transparencia, así como también la capacidad de influir en directrices que tengan mayores beneficios sociales para todo el país, como la salud, educación y el combate a la corrupción, entre otros.
La esencia de este eje es manifestar de maneras concretas las significativas oportunidades que tiene toda empresa para que su quehacer trascienda sus operaciones y las de sus socios comerciales. Para esto, la compañía puede desarrollar alianzas con el Estado que permitan elevar las buenas prácticas empresariales, impulsar el perfeccionamiento de las políticas públicas, combatir la corrupción, formar un capital social comprometido con el bien común y tener un impacto a nivel de país que contribuya al aumento de la competitividad y el bienestar de la sociedad en general.
Actualmente, las empresas operan en un contexto caracterizado por marcos regulatorios más exigentes en materia social y ambiental. Por ejemplo, un número cada vez mayor de compañías multinacionales que exigen a sus contrapartes en países en desarrollo la adopción de los preceptos del desarrollo sostenible como condición para la realización de sus operaciones.
De esta manera, el desarrollo y la globalización mundial han incrementado la exigencia social de un comportamiento empresario más responsable y más comprometido con su entorno, cuyas responsabilidades sociales básicas, éticas, laborales y medioambientales van más allá de la maximización de ganancias y de su posición frente a los mercados. En este marco, la responsabilidad social empresarial se ha convertido en la dimensión estratégica de las empresas dirigida a responder sistemáticamente a las múltiples exigencias actuales, mientras contribuye a hacer a las propias empresas más competitivas al generar beneficios en distintas áreas del negocio, más allá de ser elementos decorativos vinculados a la imagen institucional o a las relaciones públicas. En síntesis, el mundo ha cambiado, por lo tanto, la forma de hacer negocios también.
La responsabilidad social empresarial (RSE) es un modelo de gestión empresarial que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioambiente con la gestión misma de la empresa, independientemente de los productos o servicios que esta ofrece, del sector al que pertenece, de su tamaño o nacionalidad. Este modelo de gestión empresarial, al que también se le llama "responsabilidad social corporativa (RSC)", es una visión sobre cómo las empresas pueden rendir su aporte para cimentar un mundo mejor y al mismo tiempo generar beneficios para sí mismas, basándose en su propia iniciativa y responsabilidad para ir mucho más allá del solo cumplimiento de las leyes.
La responsabilidad social empresarial (RSE) es una perspectiva empresarial en directa relación con la tendencia global de procurar un desarrollo sostenible. En este sentido, plantea un comprensivo conjunto de políticas, prácticas y programas que se incorporan a todas las operaciones y procesos de toma de decisión empresariales, para lograr la viabilidad económica, reconociendo los intereses de los distintos grupos con los que se relaciona y buscando la preservación del medioambiente. Es decir, es el compromiso real y voluntario de las empresas con la sostenibilidad.
Mapache Rent a Car es un ejemplo de este tipo de empresas, la cual ha demostrado compromiso fehaciente en la gestión de iniciativas de sostenibilidad turística, por ello compartimos la entrevista realizada a la señora Jacqueline López, Gerente Administrativa y de Sostenibilidad de esta empresa autorrentista y de capital costarricense, bajo la temática "La Sostenibilidad como herramienta de competitividad".
Aun cuando se puede asegurar que la sostenibilidad y responsabilidad social persiguen un mismo fin: el desarrollo social, económico y ambiental de manera integral y equilibrada, ciertamente cada uno de estos dos conjuntos de principios le da un distinto tratamiento. Además, es sumamente importante apuntar que los preceptos de turismo sostenible están orientados de manera específica para la actividad turística, mientras que la filosofía de responsabilidad social es aplicable para cualquier sector empresarial o actividad económica. Desde esta perspectiva, la sostenibilidad se basa en los tres grandes pilares: el económico, el social y el ambiental, buscando un desarrollo equilibrado entre los tres con una proyección de presente y futuro, para asegurar equidad y continuidad. Por su parte, la responsabilidad social empresarial persigue un balance entre los intereses de los diferentes participantes de una empresa, con una perspectiva de corto mediano y largo plazo, sustentado en los principios del desarrollo sostenible.
Dada la amplitud y alcance de la responsabilidad social empresarial, la adopción de políticas y prácticas de este modelo de gestión se sustenta en siete grandes ejes de ejecución de las acciones, a saber:
Se refiere a la forma en que la empresa toma sus decisiones integrando un conjunto de principios éticos para las estas, sus procesos y objetivos estratégicos. Esto se conoce como el "enfoque de los negocios basados en los valores". Estos principios se refieren a los ideales y creencias que sirven como marco de referencia para la organización. Esto incluye el reconocimiento y respeto de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como el cumplimiento de la ley.
No se puede hablar de transparencia y ética si la empresa no cumple con las leyes nacionales e internacionales a las que empresa debe responder. Además, más que simples enunciados, la transparencia y la ética son los pilares que deben guiar las acciones de todos los miembros de la empresa a todo nivel y sobre los que se debe desarrollar toda la estrategia de responsabilidad social empresarial.
Una empresa responsable en su operación también exige criterios acordes a sus lineamientos a sus proveedores y públicos de interés, de tal manera que esta debe ir más allá de su propia organización, para involucrar a sus proveedores y distribuidores con el fin de lograr que sus acciones tengan un efecto multiplicador. Esto significa que la selección de sus proveedores debe basarse en la construcción de relaciones a largo plazo y en el desarrollo de las empresas locales, haciendo negocios en forma responsable y propiciando el intercambio transparente de información, tecnología e ideas.
Una empresa que desarrolla una política de relación con sus proveedores y distribuidores, basada en una visión en común sobre sus valores y el beneficio mutuo, genera incrementos en la productividad, reduce los costos de transacción, acelera la adaptación de nuevos métodos y estimula la confianza tanto en sus inversores como en sus consumidores.
Comprende todas las políticas y prácticas relacionadas con la gestión del recurso humano que afectan a los colaboradores, tales como compensaciones y beneficios, carrera administrativa, capacitación y desarrollo personal, equidad de género, erradicación del trabajo infantil, la contratación de personas con discapacidad, entre otros. Más allá de las prácticas para crear un ambiente justo y equitativo para los colaboradores, así como las condiciones óptimas para el trabajo (salud, seguridad e higiene), la empresa debe estar comprometida con el respeto a los derechos humanos del equipo humano de la empresa y la promoción de vida sana, además de temas como el balance trabajo-tiempo libre y la preocupación por el trabajador y su familia, etc.
Los colaboradores son el principal activo de toda empresa y en sus manos está el éxito o el fracaso del negocio, por ello las prácticas en materia del recurso humano son una excelente inversión a largo plazo.
Este aspecto está relacionado con el respeto y cuidado en la forma como se hacen negocios, logrando un mejor uso de sus insumos, generando mayor eficiencia, implementando soluciones innovadoras que aseguren el uso sostenible de los recursos naturales y que reduzcan al máximo el impacto negativo de las operaciones de la empresa en el medioambiente.
Esto implica una inclinación permanente y consciente para evaluar el impacto medioambiental que tiene la empresa, así como el generado en el ciclo de vida de los productos y servicios. Esta evaluación debe ir acompañanda de iniciativas que minimicen o compensen dichos impactos y maximicen la eficiencia y la productividad de todos los activos y los recursos para "producir más con menos". Todo esto debe complementarse con el apoyo de iniciativas de la sociedad en general para la preservación del patrimonio natural.
Se refiere a las relaciones con los clientes basadas en integridad, justicia y honestidad, sea esto respeto a la cadena de producción, honradez en la definición de precios, en las prácticas de venta, en la distribución, en las políticas de comunicación y en la privacidad de clientes y empleados, tomando como pilar las prácticas de competencia leal y respetando la libre competencia. Bajo este eje se procura que la empresa actúe con responsabilidad para con sus clientes o consumidores, dándoles el mejor servicio al cliente, claridad en sus transacciones comerciales, buenos productos, altos estándares de calidad, mercadeo responsable y la mejor respuesta posible a sus exigencias y necesidades.
La cercanía con los clientes representa una condición esencial para la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo. Escuchar y responder a las necesidades de los clientes en forma responsable es una condición fundamental para afirmar que una empresa es socialmente responsable. Esto fortalece la imagen de la empresa y genera una mayor lealtad del cliente.
Es el compendio de políticas, estrategias y acciones dirigidas a contribuir al desarrollo y superación de las comunidades inmediatas en donde opera la empresa y donde tenga intereses comerciales, así como la construcción de relaciones con sus grupos de interés locales y el desarrollo de programas de inversión social hacia la comunidad. Estas relaciones deben de estar basadas en una colaboración mutua y responsabilidad compartida, que permitan lograr un desarrollo sostenible, reforzando la reputación de la empresa y logrando la confianza por parte de la comunidad.
El rango de acciones que se pueden implementar para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades en las cuales opera una empresa incluye el patrocinio económico de iniciativas comunitarias, dotación de recursos materiales (productos, servicios, conocimientos u otros), apoyo a programas de voluntariado, brindar oportunidades de pasantías, tutorías y la incorporación de personas con discapacidad, etc. Incluye el apoyo al espíritu emprendedor y la inclusión de pequeños emprendimientos en la cadena de valor, apuntando a un mayor desarrollo y crecimiento económico de la sociedad.
Se refiere a la convergencia de los intereses de la empresa y los del Estado, en el cumplimiento de la legislación, con la clara intención de exceder de manera general los requerimientos legales, éticos y de transparencia, así como también la capacidad de influir en directrices que tengan mayores beneficios sociales para todo el país, como la salud, educación y el combate a la corrupción, entre otros.
La esencia de este eje es manifestar de maneras concretas las significativas oportunidades que tiene toda empresa para que su quehacer trascienda sus operaciones y las de sus socios comerciales. Para esto, la compañía puede desarrollar alianzas con el Estado que permitan elevar las buenas prácticas empresariales, impulsar el perfeccionamiento de las políticas públicas, combatir la corrupción, formar un capital social comprometido con el bien común y tener un impacto a nivel de país que contribuya al aumento de la competitividad y el bienestar de la sociedad en general.
Actualmente, las empresas operan en un contexto caracterizado por marcos regulatorios más exigentes en materia social y ambiental. Por ejemplo, un número cada vez mayor de compañías multinacionales que exigen a sus contrapartes en países en desarrollo la adopción de los preceptos del desarrollo sostenible como condición para la realización de sus operaciones.
De esta manera, el desarrollo y la globalización mundial han incrementado la exigencia social de un comportamiento empresario más responsable y más comprometido con su entorno, cuyas responsabilidades sociales básicas, éticas, laborales y medioambientales van más allá de la maximización de ganancias y de su posición frente a los mercados. En este marco, la responsabilidad social empresarial se ha convertido en la dimensión estratégica de las empresas dirigida a responder sistemáticamente a las múltiples exigencias actuales, mientras contribuye a hacer a las propias empresas más competitivas al generar beneficios en distintas áreas del negocio, más allá de ser elementos decorativos vinculados a la imagen institucional o a las relaciones públicas. En síntesis, el mundo ha cambiado, por lo tanto, la forma de hacer negocios también.