Sistemas de Comercialización Global
La globalización y el mercado turístico

La globalización y el mercado turístico

A pesar de que no existe una definición exacta y ampliamente aceptada, la globalización, en general, se entiende como el proceso a través del cual se amplía, incrementa y profundiza la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida. Si bien podría decirse que este proceso tiene su origen en la iniciativa empresarial, en función del comercio y la inversión en el ámbito internacional para extender o expandir sus mercados, también es un fenómeno que comprende la interacción e integración entre las personas y los gobiernos de las diferentes naciones. Además, se puede afirmar que esta creciente comunicación e interdependencia entre las naciones no solo une los mercados, las sociedades y las culturas, sino que genera transformaciones sociales, económicas y políticas de carácter global, por lo que hay quienes prefieren llamar al fenómeno de la globalización "mundialización", para indicar que el mundo hoy es uno.

Se afirma que la globalización es uno de los elementos más importantes del legado de la humanidad durante el siglo XX; no obstante, su origen se remonta a miles de años atrás, considerando hechos históricos que tuvieron el comercio como el objetivo principal pero que de igual forma propiciaron el intercambio cultural y social de los pueblos, como fueron el desarrollo y establecimiento de la célebre Ruta de la Seda a lo largo de Asia Central, que conectó a China con Europa durante la Edad Media, o los viajes de Cristóbal Colón a partir de 1492.

Aun cuando el intercambio comercial, cultural y político son actividades que han acompañado la evolución de la humanidad desde sus orígenes, el desarrollo, el progreso y la diversificación de los medios de transporte, junto a los avances tecnológicos, el auge y modernización de las telecomunicaciones, son elementos que han favorecido que el mundo hoy sea una especie de aldea global, en la que las distancias se han acortado, donde el lenguaje es cada vez más universal, las fronteras parecen no existir y donde la pluriculturalidad es la característica de las naciones actuales.

La globalización es un fenómeno que comúnmente se asocia con mayor facilidad con los sectores comerciales y financieros dentro de la economía mundial, pues su dinámica tiende a fomentar, principalmente, el intercambio de mercancías y servicios entre las naciones, estimulando el libre comercio y la promoción de la inversión extranjera. No obstante, la creciente integración de las economías y sociedades alrededor del mundo ha favorecido el flujo de personas entre los países y, con ello, se ha intensificado el turismo, convirtiéndose en un muy importante dinamizador de la globalización.

Las implicaciones de la actividad turística dentro del proceso de la globalización no solo se limitan a su capacidad para trascender fronteras y la creación de las condiciones que facilitan el desplazamiento de los individuos entre los países. Además de lo anterior, el carácter multisectorial y multidisciplinario que caracteriza la actividad turística permite un tipo de desarrollo socioeconómico que se distingue por su efecto multiplicador de los beneficios culturales, sociales y económicos que este genera.

Los mismos elementos que han potenciado el proceso de la globalización (transporte, tecnología, comunicaciones) también han sido el medio que ha permitido el acelerado desarrollo del turismo a nivel mundial, de tal manera que pareciera que, desde un punto de vista económico, existe una directa correlación entre ambos fenómenos. Esta condición acarrea aspectos sumamente positivos, como también algunos de carácter negativo.

La globalización ha acercado a las naciones, acortado las distancias, desdibujado las fronteras, permitido un mejor entendimiento entre los pueblos y les ha dado un mayor conocimiento recíproco de sus bondades y atributos. Todo esto, a su vez, ha impulsado la expansión del turismo internacional, empujado el surgimiento de nuevos destinos turísticos, así como la consolidación de los tradicionales, y ha abierto nuevos mercados. No obstante, toda la bonanza del turismo no solo debe verse como un incremento en la demanda turística, pues la oferta igualmente ha evolucionado, se ha multiplicado, diversificado y perfeccionado, creando nuevos tipos de competencia y altos niveles de competitividad.

Las condiciones de un mercado turístico globalizado han facilitado un significativo aumento y fortalecimiento de las empresas turísticas de carácter multinacional, ya sean cadenas hoteleras, operadores mayoristas, consorcios globales de transporte, entre otros. Esta situación además ha propiciado la estandarización de los productos y servicios, haciendo que los destinos turísticos empiecen a parecerse entre sí.

Otro aspecto resultado de la globalización del turismo que se debe analizar con especial atención es la eventual pérdida de la identidad cultural de los pueblos, ya sea porque se generan nuevas necesidades de consumo en la población local o bien porque los modelos de estandarización en la prestación turística hacen que los elementos que la componen sean empelados para que adquieran una misma naturaleza o género. Esta situación se ha tornado en unos de los puntos principales de la agenda de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura). En este aspecto, la vulnerabilidad del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos a las fuerzas de la globalización, la intolerancia y la transformación social ha hecho necesario que las naciones del mundo tomen acciones concretas para proteger, promover y revitalizar su legado y patrimonio. Para ello, la UNECO suscribió en el año 2003 la "Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial".

Dentro de ese contexto, se ha identificado que el turista posmoderno busca integrar la experiencia cultural en sus viajes vacacionales. Este aspecto se vuelve determinante en la elección de los productos que adquiere y los destinos turísticos que visita, de tal manera que la integración de los elementos culturales es uno de los fenómenos más importantes y diversos del turismo contemporáneo. Por ello, mientras se considera que la globalización en la prestación turística propicia la pérdida de identidad cultural –por las razones antes citadas–, desde otro punto de vista el turismo más bien resulta un poderoso incentivo para conservar y potenciar el patrimonio cultural, garantizando su supervivencia a largo plazo, siempre que este se desarrolle bajo los preceptos del turismo sostenible.

En relación con este tema, la OMT (Organización Mundial del Turismo) promulgó en el año 2013, en colaboración con la UNESCO, el tratado "Turismo y Patrimonio Cultural Inmaterial", documento a través del cual se plantean formas innovadoras de planificación, formación y empoderamiento, para avanzar en el desarrollo sostenible y responsable del turismo, salvaguardando los activos del patrimonio cultural inmaterial e incorporándolos en sus políticas y actividades comerciales.

A pesar de la antigüedad del axioma "lo único constante es el cambio", que se le atribuye a Heráclito (filósofo griego presocrático), este parece describir de la mejor forma la realidad del mercado turístico actual. En otras palabras, el fenómeno de la globalización económica, unido a la vertiginosa evolución tecnológica y el continuo crecimiento del turismo a nivel mundial, propulsan una constante transformación de las formas de promoción y comercialización turística, la naturaleza de los productos, servicios y destinos, en un entorno de competencia. De igual forma ocurre con los gustos y preferencias del consumidor y, por lo tanto, en sus patrones de compra.